Detenido un ladrón que drogaba a sus víctimas con ketamina
El arrestado actuaba con varones en locales de 'ambiente'
Ketamina, un anestésico utilizado por los veterinarios, es lo que empleaba, presuntamente, Abdelillah T., de 25 años, para drogar a sus víctimas -siempre hombres a los que conocía en locales de ambiente- y robarles. Con este método se apropiaba de todos los objetos de valor que llevasen los afectados, incluyendo tarjetas de crédito con las que sumaba al botín el dinero que les sustraía a través de los cajeros automáticos mientras el propietario quedaba inconsciente por el efecto de la droga. Eso es lo que ha averiguado la policía de la comisaría de Centro, que le imputa al supuesto autor nueve robos con violencia e intimidación entre marzo y abril, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía.
El detenido seleccionaba a sus víctimas en bares y discotecas de Centro, donde entablaba conversación con ellos, y siempre en horario nocturno. Según se ganaba su confianza, aprovechaba un descuido -generalmente cuando marchaban al servicio- para echarles ketamina en la bebida. Según hacía efecto la droga y quedaban aturdidos, les preguntaba por el número PIN de las tarjetas de crédito. Tras perder la consciencia, explicaron fuentes policiales, algunas víctimas amanecían horas después en la calle o en sus domicilios completamente desorientadas.
Descripción física
Los agentes de Centro montaron un dispositivo de vigilancia en los establecimientos hosteleros en los que solía actuar el asaltante gracias a la descripción que facilitaron de él diversos denunciantes.
Estos datos permitieron el arresto a finales de abril de Abdelillah T., como supuesto autor de los robos. En el momento de la detención, según fuentes de la investigación, el supuesto ladrón llevaba consigo algunos efectos personales de sus víctimas. La policía le imputa hasta la fecha nueve robos, pero no descarta que cometiera alguno más que no haya sido denunciado por el perjudicado.
Según explicó la policía, la ketamina es una sustancia utilizada habitualmente como anestésico para uso veterinario. Es muy peligrosa si es mezclada con el alcohol u otras drogas. Comienza a hacer efecto a los 15 o 20 minutos de su consumo y quien la ingiere acaba quedando en estado de inconsciencia. Sus efectos pueden durar dos o tres horas. A corto plazo puede deparar daños graves imprevisibles, y a la larga, efectos cerebrales irreversibles.
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