El pueblo del uno contra uno
Solo dos candidatos concurren a los comicios en Belvis del Jarama - Fariñas (PP) y Callado (PSOE) son los únicos nombres de cada lista
Rafael Fariñas y Juan Miguel Callado se conocen desde hace más de 25 años. Vecinos, amigos y desde hace unos meses, también, rivales políticos. Son los únicos candidatos a la alcaldía de Belvis del Jarama, una pedanía de 307 habitantes a unos 40 kilómetros al este de Madrid, y los únicos miembros de la lista que presentan PP y PSOE en un pueblo en el que casi todo, a excepción de los dos bares, es único: una botica, un pequeño ultramarinos, una clínica rural y una escuela (ya cerrada).
Este año iban a ser tres en la pugna pero un "error burocrático" impidió la publicación de la candidata de IU y actual alcaldesa, María del Carmen Ramos, en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid. Aunque la formación pidió amparo ante el Tribunal Constitucional, este no se pronunció a tiempo para que Ramos pudiera concurrir a los comicios. Belvis del Jarama se rige por el llamado concejo abierto, una figura reservada para los municipios con menos de 100 habitantes. El gobierno y la administración del municipio corresponden al alcalde y a una asamblea vecinal integrada por todos los electores.
El candidato del PP es veterano frente al del PSOE, que se estrena este año
Fariñas (PP) nació en Belvis, lleva 24 años dedicado a la política local (más de 20 años en la Agrupación Independiente de Paracuellos del Jarama y ahora en el PP), y se ha presentado cuatro veces a los comicios de Belvis. Callado (PSOE) llegó al pueblo hace 21 años. Es carpintero de profesión, es la primera vez que encabeza una lista a las elecciones y aunque siempre ha sido "simpatizante socialista" no lleva ni un año en el partido.
Lejos de la pelea cuerpo a cuerpo que podrían protagonizar, la confrontación es excepcional entre estos dos candidatos. Fariñas y Callado coinciden en casi todo, a pesar de la diferencia de signo político, y comparten también la mayoría de propuestas que conforman su programa. "Arreglar el pueblo que está un poco descuidado, negociar con el Ministerio de Fomento a ver si podemos buscar una solución para el tema del ruido -los aviones que llegan a Barajas interrumpen varias veces la conversación- y aumentar la presencia de Belvis en el mapa", contesta el aspirante socialista. Fariñas añade a estas iniciativas la voluntad de crear industria en la localidad. "Un polígono de actividad limpia que atraiga gente al pueblo", matiza mientras Callado muestra su aprobación y asiente con la cabeza.
Sus caras aparecen en los carteles, pero no mantienen mucha relación con los líderes de las respectivas formaciones. El socialista, recién llegado al partido, todavía no ha coincidido con el líder del PSM, Tomás Gómez. Fariñas, en cambio, asegura que conoce a la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre.
La campaña en este pequeño pueblo tiene poco que ver con la de los aspirantes a la presidencia de la Comunidad. Conocen a todo el mundo y, en lugar de dar multitudinarios mítines o enviar el programa por correo, lo reparten casa por casa. Reconocen que en su caso el contacto con los vecinos es diario y no se ciñe solo a la época de elecciones. Los habitantes les abordan para quejarse, contarles sus problemas y pedirles soluciones, y ellos les escuchan y atienden. La cercanía en el trato tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Hay que intentar comprender a todo el mundo, buscar puntos de encuentro "y no criticar a nadie", incide Fariñas. La proximidad, además, obliga a "implicarse más en las necesidades de la gente". Una dificultad añadida en un Consistorio cuyo presupuesto anual es de 238.000 euros.
Desde la entrada de la pedanía se ven los cuatro rascacielos de Chamartín, una sombra de la capital en el horizonte que les recuerda qué tiene Belvis del Jarama que no tiene Madrid. "La tranquilidad, sobre todo. Es algo que no lo cambio por nada", explica el aspirante del PP. Callado responde: "Me vine hace más de 20 años y ya no me quise mover, es un lujo estar tomándote algo mientras los críos juegan y estar tranquilo". Hasta en eso coinciden los dos candidatos, que tras la entrevista se despiden con un "hablamos mañana".
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