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Análisis:ENTRE FANTASMAS | FÚTBOL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sin bigote

El ganado ya no pace en verdes prados. Las vacas encajonadas en hangares industriales rumian pastos fermentados en descomunales y malolientes envoltorios de plástico cuyos tóxicos residuos son esparcidos impunemente, abrasando la hierba por doquier. La leche se extrae de las ubres con artilugios mecánicos y, previo proceso de control y química manipulación para supuestamente preservar su salubridad, llega a nuestros hogares desde la central lechera. La mala leche también se imparte de similar manera. Su eficaz distribución cuenta con medios idóneos para envenenarnos la sangre. Advierten los dietéticos de que a partir de cierta edad no es bueno tomar leche. Ni de la mala ni de la buena.

"Nadie alcanza el pasado corriendo hacia adelante y, de seguir así, también vas a dejar el futuro atrás"

Los hay, sin embargo, que añoran la leche de antaño recién ordeñada y el olor a cuadra, acogedora como un portal de Belén. Pero Belén no es un reducto de paz y, hoy en día, hasta la hierba crecida genera suspicacias. En vista de lo cual, entre plácidas vacas suizas, altas instancias balompédicas han sancionado a los propagadores de productos lácteos al detectar en biberones de su leche materna sustancias contaminantes provinientes de papilas linguales.

Este metafórico preámbulo, pronunciado por el orondo capitán Grason en la taberna londinense de la rubicunda Doris, suscitó el desconcierto de la concurrencia y un tal Florentino Pérez, que, Karanka mediante, hacía las veces de presidente alternativo en el Real Mourinho, se dio por aludido. Sin decir ni mou, se levantó y salió. Fuera, la noche ronroneaba en torno al dorado halo de las farolas y el rumor de sus pasos le acosaba como el eco de su sombra antes de sumergirse en el silencio y la oscuridad. Recorrió cabizbajo tortuosos callejones hasta que, de repente, el fantasma de don Santiago Bernabéu le dio alcance.

"¿Dónde vas tan deprisa?", le preguntó; "nadie alcanza el pasado corriendo hacia adelante y, te lo advierto, de seguir así, también vas a dejar el futuro atrás". El interpelado se detuvo, volvió la cabeza y no vio a nadie. Pero, apenas había reanudado la andadura, oyó de nuevo la voz a su espalda: "Sinceramente, me ha dado pena ver a un buen chico como Casillas fuera de sus casillas y a futbolistas de tanto precio y clase cometiendo 31 faltas como si jugaran en un equipo vulgar", se lamentó el difunto presidente. "Llovía sobre mojado", se justificó Florentino. "Cuando llueve, llueve para todos", sentenció filosófico el espectro. La réplica no resultó convincente.

"¿Y qué opinan, en tu más allá, del gol anulado?", indagó el presidente en disfunciones con un deje de acritud. "Allá sabemos que el pitido de un árbitro es como la guadaña de la muerte", le respondió Bernabéu; "cuando, con o sin razón, corta el juego, te guste o no, queda invalidada cualquier acción posterior". Y añadió con retintín: "Además, no se pueden marcar tres goles sin tirar, al menos, tres veces a puerta". Una vez más, F. P. comprobó con inquietud que no había nadie a su alrededor y, huyendo de sí mismo, reanudó la marcha.

No tardó en sentir un aliento en el cogote y, deteniéndose de nuevo, se encaró con su invisible perseguidor. "Entiendo los reproches y trataremos de enmendar errores la próxima temporada", prometió. "¡Nada de próxima temporada!", clamó el fantasma; "empecemos en Sevilla. Hagamos caso a Zidane, saquemos a Benzema y Özil para resucitar a Cristiano. ¡Fuera miedos, victimismos y conspiraciones! Hagamos caso a Di Stéfano. ¡Juguemos con balón! Nos basta una Copa y la Supercopa ¡y a brindar por sir Alex! Por cierto, voy a contar algo personal. Me he equivocado muchas veces, pero recuerdo una en especial, aparentemente sin importancia, que podría venir a cuento.Un día de san Isidro, Miguel Muñoz, que, como entrenador y jugador, ha ganado más Copas de Europa de las que pueda llegar a ganar en su vida tu Mourinho, quiso celebrar un título y salió al campo con un bigote postizo. Le eché una bronca tremebunda y le puse una multa porque consideraba que no era una actitud digna del Real Madrid. Estoy arrepentido. Pues bien, lo que a este Madrid le falta es sentido del humor. ¡Ponle bigote al entrenador!".

Al día siguiente, Florentino debatió lo del bigote con Valdano. Desistieron. El problema era saber quién le pondría el bigote al portugués. Lo de Benzema y Özil fue más fácil, Mourinho se contradice solo.

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