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CHEQUEO A LAS URBES | Elecciones municipales

Ourense, con la fe en el tren

Tras el desplome del ladrillo y sin planeamiento urbanístico, ciudadanos y expertos confían en que la llegada del AVE marque la era del desarrollo

Ourense solo mira al AVE. De momento, en un acalorado debate político y social sobre la conveniencia o no del soterramiento de la Estación-Empalme. Pero mientras políticos y ciudadanos se enredan en esta polémica, convertida en epicentro de la campaña electoral, los expertos valoran -al margen de ese "detalle" del soterramiento o la cubrición- la importancia que tendrá en el rediseño de la ciudad. Todos coinciden en que el AVE será el tren que vuelva a tirar de su desarrollo.

Hasta hace unos años Ourense no era más que una economía del ladrillo. Oleadas de emigrantes abandonaron la provincia entre los años sesenta y setenta y, tras doblar el espinazo en los países receptores, antes de regresar, edificaron. La vieja ciudad de As Burgas se subió al prácticamente único negocio de la construcción, hasta hace unos días, cuando la crisis le echó el cierre.

El termalismo ofrece otra gran oportunidad de futuro sostenible

En las últimas décadas la ciudad creció "desordenadamente, con unos planes urbanísticos desarrollistas y que encima se vulneraron", explica el arquitecto Emilio Fonseca. Un lastre que persiste: la ciudad sigue con el planeamiento de hace 25 años porque el más reciente, de 2003, aprobado por el PP que capitaneaba Manuel Cabezas, fue un plan ilegal -el Gobierno local lo expuso al público con menor volumen de edificación de la aprobada por el pleno municipal- anulado hasta ocho veces por la justicia.

Pero en este caso, la ausencia de planeamiento parece una ventaja. "Ese plan era también desarrollista y desmedido en alturas y ocupación de terreno, su anulación abre paradójicamente una gran oportunidad de mejorar el diseño de la ciudad" con uno nuevo, sostenible y adecuado al desarrollo de las próximas décadas, destaca Fonseca. La inminente entrada de la alta velocidad supondrá "que el actual trazado del ferrocarril desaparecerá de la ciudad, así que estamos ante un panorama muy bueno para diseñar un mejor planeamiento", añade.

La crisis del ladrillo, la ausencia de políticas generadoras de empleo y la práctica inexistencia de tejido empresarial hicieron bajar la vista a los políticos hacia el suelo. Se toparon con el agua hirviendo y la posibilidad de un futuro basado en el termalismo. "Los ourensanos no nos creemos que somos la tercera ciudad de Galicia y no estamos aprovechando ese tirón", resume la decana de Empresariales de la Universidad de Vigo, Elvira Alén, que destaca la baja autoestima de los ourensanos y cree en el futuro del termalismo como motor del cambio y sustituto del ladrillo. "No se conquistó Roma en dos días, pero poniendo medios y recursos, y creo que vamos por el buen camino, se conseguirá", añade con optimismo.

Empresarios, ciudadanos y políticos creen también que la llegada de la alta velocidad marcará un punto de inflexión en el desarrollo de la ciudad. En el subconsciente de los ourensanos late el tirón socioeconómico que supuso la creación de la Estación-Empalme para la ciudad en el año 1958. Las dos décadas -los años 60 y 70- del boom de la construcción coincidieron con la creación de la nueva estación del tren y con el desarrollo industrial centralizado en el polígono de San Cibrao.

"El verdadero debate para mejorar Ourense no es el del soterramiento, sino el de cómo aprovechar el espacio que el nuevo trazado del AVE dejará libre en la ciudad", explica Emilio Fonseca para pedir que "quede en realidad libre y no se cometa el error de edificarlo". El arquitecto apuesta por un "corredor verde y de servicios en el interior de la ciudad". Cree que de esa forma Ourense podría dar un paso de gigante para hacerse más habitable en el futuro: "Espero que los politicos lo vean", añade.

Si el AVE y la ausencia de planeamiento urbanístico son determinantes para desarrollar casi desde cero una ciudad habitable, al termalismo le ocurre otro tanto. "Vamos por el buen camino aunque quedan muchas cosas por hacer", destaca Alén, aliviada por el hecho de que, en este caso, "tanto el Inorde [dependiente de la Diputación] como el Ayuntamiento llevan la misma orientación". Una novedad a destacar, la sintonía de dos instituciones gobernadas por partidos distintos.

Consultar en Ourense una opinión despolitizada de los vecinos es prácticamente imposible. La federación vecinal Limiar está en manos del PP desde hace años. Los colectivos críticos se han ido descolgando mientras Limiar agasajaba, elección tras elección, a los alcaldes populares y a Baltar. Para los expertos, el AVE es el único tren al que puede subirse Ourense. "Va a ser importantísimo desde el punto de vista turístico-empresarial", indica Alén, alertando de que el éxito dependerá "de cómo los ourensanos aprovechemos estas oportunidades".

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