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Reportaje:Diseño

Entresijos para reinventar la cerámica

La holandesa Marre Moerel se inspira para sus piezas en la casquería, que identifica con la cultura española

Anatxu Zabalbeascoa

Durante el movimiento punk de finales de los setenta, todavía menor de edad, Marre Moerel (Breda, Holanda, 1966) fue una joven contestataria en las calles de Londres. Allí descubrió que bajo las crestas, las casas seguían siendo victorianas y las tapicerías, de cretona. Le fascinó esa paradoja. Y decidió indagar en ella. Tras estudiar escultura y diseño y tras vivir en varios países, hoy, asentada en Madrid, sigue haciendo lo mismo.

Moerel rebusca entre las paradojas que encierran las culturas. Y las profesiones. Empezando por la suya propia: "A día de hoy no sé si hago escultura o diseño. Y me gusta no saberlo". Comenzó estudiando escultura, pero después quiso graduarse en diseño en el Royal College of Art de Londres. Le gusta que sus trabajos sean útiles, pero también se esfuerza porque la función principal sea la emocional. "Se supone que la utilidad distingue la arquitectura del diseño. Pero yo lo cuestiono: no creo que en muchos trabajos exista un límite claro entre lo que es funcionalidad y lo que es expresión. Y pienso, además, que esa ambigüedad retrata nuestra época", cuenta en su estudio de la calle de la Luna de Madrid.

La escultura o el diseño de Moerel indagan en los utensilios y las ceremonias que rodean a la gente: las costumbres. "Investigo lo que no entiendo", apunta. Cree que a la gente la definen dos cosas: sus casas y sus preocupaciones. Y, centrándose en ella misma, cuenta que "en Holanda manda el minimalismo. Los holandeses somos preguntones y sarcásticos. Partimos de cero. Tratamos de mejorar y eso nos lleva a cuestionar, a atrevernos a cambiar". Una tradición holandesa, apunta, podría ser el cambio.

Cuando Moerel vivió en Nueva York le intrigó que en un país en el que la sanidad pública no existía, la gente estuviera obsesionada con la cirugía estética. Y se puso a trabajar. ¿Cómo transforma esas observaciones en piezas de diseño escultórico? "Siempre he buscado lo bonito en la basura o lo positivo en lo negativo. A veces lo hago trabajando con materiales pobres y fabricando con ellos un mueble brillante. Creo que entonces, más allá de la función del mueble, el usuario pensará en las contradicciones de la vida", y eso, las contradicciones son la materia prima de su trabajo.

Sus piezas son casi únicas, cada una se termina artesanalmente, y desde cada una el mensaje es una llamada de atención. Imposible no reparar en los nuevos hígados de vaca convertidos en jarrones dorados, en los intestinos transformados en jarrón cerámico o en los testículos de toro que sirvieron de molde para un salero. ¿De dónde nace la obsesión con la casquería?

Moerel llegó a España hace 10 años. Tras los atentados del 11-S. "Acababa de tener un hijo y me asusté. Decidí regresar a Europa, y España era territorio por explorar". Asegura que de la cultura y el carácter español lo que más la ha obsesionado son las vísceras. "Mis últimos trabajos son tapones, jarrones o saleros hechos con moldes extraídos de riñones, intestinos u otras vísceras que compro en la carnicería". Esa es, para esta diseñadora, la parte más intrigante de la cultura española. De la carnicería a la galería, Marre Moerel transforma la casquería en piezas únicas de diseño.

Marre Moerel.</i> Abajo, <i>Hígado gold dish.</i>
Marre Moerel. Abajo, Hígado gold dish.JOSÉ L. SANTALLA

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