Obras de Menchu Lamas, Suso Fandiño y Manuel Caeiro en las galerías de Vigo

La coincidencia de sus exposiciones en tres galerías de Vigo y el reconocimiento de la crítica contemporánea es, probablemente, lo único que tengan en común los artistas gallegos Menchu Lamas y Suso Fandiño y el portugués Manuel Caeiro.

El regreso de Lamas (Vigo, 1954) a la esfera pública pronto será doble. A punto de inaugurar, dentro de un mes, una selección de lienzos de gran formato en la Casa das Artes, la artista engloba otros trabajos bajo el título Espazo no Espello en la galería Pm 8, integrada por cuatro telas dispuestas en forma de cubo y hasta una docena de piezas dispuestas por todo el local. "El hilo conductor son elas, siluetas de mujer en acciones diversas que, de algún modo, se reflejan unas en otras. A esas simetrías, a veces contradictorias, alude el título", explica Lamas.

Las formas femeninas son el argumento del momento creativo que atraviesa la pintora, quien prefiere distinguir ciclos en lugar de arcos temporales para analizar su trayectoria, caracterizada, en sentido general, por las pinceladas amplias, la reiteración de las sombras y el gusto por la abstracción. "Espazo no espello forma parte de una serie más concreta en mi pintura; mientras que la próxima exposición sintetizará otros dos ciclos muy dispares entre sí, y que quizá supongan los mayores contrastes de mi carrera: entre la geometría fría y controlada y un trazo más temperamental", avanza.

En su última exposición individual en Vigo, en el Espazo Anexo del Museo de Arte Contemporánea en 2008, Suso Fandiño (Santiago de Compostela, 1971), celebró el medio siglo de la fábrica de Citröen en Vigo, estampando su firma en uno de los modelos de coches más emblemáticos de la factoría. Para su nueva propuesta, F, en la galería Ad Hoc, vuelve a recurrir a su apellido para, esta vez, asimilar la letra inicial al término fail, en inglés "fallo". Fandiño relaciona ese concepto de calificación negativa en un examen con su punto de vista sobre los límites del arte y de la autoría.

La ironía que destilan un objeto de arte canónico con apariencia de marca blanca, la discriminación entre lo que es o no correcto y la evidencia de argumentos autocensurados, se alinea con toques de humor irreverente, como la elección de inocentes personajes de dibujos animados para encarnar comportamientos criminales. "Pienso que el arte debe mejorar las preguntas y, hoy en día, el debate artístico es acerca de los límites. No podemos seguir poniendo urinarios del revés y creyendo que el arte ha muerto: hay que reinventarlo", sostiene Fandiño.

Aunque presente en colecciones particulares, la muestra HD de Manuel Caeiro (Évora, Portugal, 1975) en la galería Bacelos supone el estreno en Galicia de uno de los creadores mejor situados en el panorama del arte contemporáneo luso. Caeiro explora las fronteras entre lo acabado y lo inconcluso, a través de una poética de la geometría y la repetición que mezcla racionalidad y juego. Una praxis presente en sus esculturas hechas en tiras de metales pintadas y luces, a modo de estilizados ejercicios tridimensionales en sintonía con sus pinturas, donde a menudo suelo, andamios y otros elementos estructurales de las arquitecturas urbanas y domésticas quedan marcados por la colocación de la luz.