Gótico castizo
Hubo un tiempo en que existió el gótico-castizo. Así de rotundo: madrileño y terrorífico, una mezcla de Olga Ramos y Tim Burton, un espíritu burlón y siniestro. El responsable fue Edgar Neville, autor de películas asombrosas y un par de obras maestras como La torre de los siete jorobados (1944), un irónico filme de terror con más de siete jorobados, organillos, caserones en la plaza de la Paja y un sentido del espéctaculo poco imitado. Neville escribía, dirigía y sobre todo, vivía. La torre de los siete jorobados (miércoles a las 22.00, en la Filmoteca) tiene un poco de su alma y muchos efectos especiales. Para que luego critiquen al cine español.
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