Cócteles donde hubo secretos

Junto a Trafalgar Square, el palacio real y la catedral, el centenario hotel The Royal Horseguards habrá visto pasar la comitiva del enlace entre Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton muy de cerca. Tanto que comercializaron un paquete para el evento. Pasada la vorágine del enlace real, el hotel sigue abrazado por un coqueto jardín.

Con vistas al Támesis y a los iconos arquitectónicos del nuevo Londres, combina los esplendores victorianos con los requisitos del confort actual. Fue lugar de reunión del servicio secreto británico durante la Primera Guerra Mundial, pero ahora la coctelería es su secreto mejor guardado. Winston Churchill, William Gladstone o Bernard Shaw dan nombre a unos juegos bebibles creados por Andy Pearson, "el Jamie Oliver de la coctelería" (www.intoxicology.co.uk). Pearson ejercita su cocina líquida en el Equus Bar, donde antes se conspiraba entre tintineos de copa y humo de puros. Como el aroma de cigarros está proscrito en el interior, la evocación de los ilustres huéspedes surge por ejemplo en el cóctel The Churchill, con bourbon, bíter y sirope casero de tabaco.

En la barra del Equus Bar hay incluso una "receta secreta", la Equus Cola, con ingredientes revelados como limón recién exprimido, especiada ginger-ale, jugo de lichis y té verde.

Para desgustar una merienda a la inglesa, en el lounge del hotel se sirve un famoso high tea, al que pueden acceder los que no sean huéspedes.