En torno al caso de Troitiño
El lío suscitado por la liberación del terrorista Troitiño se centra en la corrección o incorrección de una interpretación, realizada por una sección de la Audiencia Nacional, sobre el abono de la prisión provisional decretada en una causa a otra distinta, de tal modo que se anticipa la puesta en libertad del condenado.
El tema suscita diversas cuestiones. En concreto, no comprendo que, tratándose de una cuestión capital, especialmente para un país que se enfrenta al terrorismo, haya sido necesario esperar a 2010 para que el legislador dé una respuesta clara y precisa sobre este tema, manteniéndose hasta entonces una oscuridad favorecedora de interpretaciones diversas y hasta injustas. No entiendo tampoco que este Gobierno y los anteriores no hayan reaccionado con mucha mayor antelación para proponer los cambios legislativos oportunos. Y por último, no sé por qué el Tribunal Constitucional se ha metido una vez más en corral ajeno, movido por una especie de obsesión de oficiar como gran adelantado de los derechos humanos, estableciendo una doctrina más que discutible sobre el cómputo de la prisión provisional que ha obligado a los tribunales inferiores a seguirla por imponerlo así la ley que rige a estos últimos.
De lo anterior se desprende una responsabilidad por acción u omisión del legislador, de los sucesivos Gobiernos, del Tribunal Constitucional y de algunos que parecen empeñados en aumentar la confusión. ¿Qué pasa aquí? ¿Cómo pueden estar fallando tantas cosas simultáneamente.