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CIRCO | AUTOCHTONE

Una metrópolis sin Fritz Lang

Javier Vallejo

En los años del constructivismo, el futurismo y las vanguardias, directores como Radlov, Meyerhold y Eisenstein se apropiaron del lenguaje circense para hacer un teatro popular revolucionario. Ahora es el circo quién le pide prestado al teatro su sentido de la estructura dramática. Autochtone, tercer espectáculo del Collectif AOC, da un paso más allá en esa búsqueda en la que andan embarcadas las troupes de circo contemporáneo. Dirigida en esta ocasión por la coreógrafa belga Karin Vyncke, la compañía francesa convierte la pista en alegoría de un mundo oscuro por donde circulan a sus anchas propagandistas, especuladores y vendedores de humo pasteurizado.

Autochtone es un continuo cinético tejido sobre el vocabulario de variadas disciplinas circenses, en el que los números de virtuosismo propiamente dichos tardan en aparecer. Al principio, un tipo siniestro (Jules Beckman) imparte consignas demagógicas a un grupo de personajes que luchan por hacerse un sitio en una pista hostil, invadida repentinamente por un torrente de objetos que bajan rodando con estrépito por una rampa metálica: cuanto sucede durante un buen rato es un mix de teatro gestual, circo y coreografía. Una vez fijado este ambiente desasosegador con aguafuerte, Fabian Wixe protagoniza en el mástil chino el primer número circense puro, que adquiere así un carácter inquietante impensable en disciplina tan vertiginosa.

AUTOCHTONE

Compañía: Collectif AOC. Dirección: Karin Vyncke. Circo Price. Del 25 de abril al 1 de mayo.

Más información
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Perezoso al cuadrado

Luego, en la cuerda aérea, donde Fanny Soriano es un perezoso al cuadrado, y en las prodigiosas escaladas verticales de Gaétan Levèque, impulsado desde la cama elástica, el virtuosismo cinético se impone al movimiento dramático en ese pugilato que mantienen ambos lenguajes a lo largo del espectáculo. El número de equilibrios mano a mano entre Fernando Melki y Jonathan Gagneux y el de mazas, planteado como una cadena de montaje industrial, nos devuelven de sopetón al sombrío universo de partida. Autochtone rezuma tensión dramática: no es para niños chicos ni para aficionados casados por la iglesia con el circo clásico. ¿Un guiño? Al riesgo, cuando Chloé Duvauchel rebana una lombarda a mil por hora. Un hallazgo, el personaje de Beckman, que aúna el de jefe de pista y la orquesta. El dúo de trapecio de Marlene Rubinelli-Giordano y Marc Pareti es una bocanada de oxígeno en la tiniebla.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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