Pruebas de resistencia 2.0
En pleno ejercicio de elaboración de los test de estrés que está llevando a cabo la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), una reflexión sobre los resultados de la segunda ronda de pruebas de resistencia a las que fue sometida la banca irlandesa puede ayudar a comprender la relevancia de estos ejercicios.
Estos resultados son especialmente relevantes, ya que constituyen un hito en una cronología que se inicia en el otoño de 2008 con la necesidad de garantizar los depósitos de todas las entidades y que ha tenido diferentes etapas, donde destacó la nacionalización de Anglo Irish Bank a inicios de 2009 o la inyección de capital tanto en Allied Irish Bank como en Bank of Ireland, los dos principales bancos del país, que fue extendida a otras entidades.
Los nuevos ejercicios de estrés de la banca de Irlanda han intentado ser especialmente exigentes
Los test de estrés comunitarios de julio de 2010 parecieron, sin embargo, dar un respiro en dicha secuencia, ya que las dos entidades irlandesas sometidas a dichas pruebas pasaron las mismas, e incluso se destacó que alguna de las hipótesis aplicadas en el caso irlandés había sido más estricta que las definidas para el resto de países. La conclusión general de dichas pruebas de resistencia, en las que solo suspendieron 7 de las 91 entidades analizadas, fue que habían sido poco exigentes.
La ratificación de dicha duda vino con la necesidad de rescate de la economía irlandesa por parte de la UE y el FMI, ya que del paquete de 80.000 millones de euros de ayudas se asignó específicamente un montante de 35.000 millones para el saneamiento del sistema financiero, lo que exigió la elaboración inmediata de un análisis del mismo para identificar las necesidades de cada entidad y determinar la asignación específica de dichos fondos.
Este análisis es el que constituye una segunda ronda de pruebas de resistencia para la banca irlandesa -diferenciado de los test de estrés comunitarios, actualmente en marcha- y que ha concluido, hace unas semanas, con necesidades de capital adicionales por 24.000 millones de euros para las principales entidades bancarias irlandesas, que se verán obligadas a recapitalizarse y a realizar significativas desinversiones para reforzar su posición.
En esta ocasión, los ejercicios de estrés han intentado ser especialmente exigentes, con un horizonte de análisis de tres años -frente a los dos años del ejercicio comunitario- y recogiendo hipótesis de caída del PIB en los tres ejercicios, incremento del desempleo y fuertes caídas en los precios de la vivienda, entre otras.
Apelando al refrán, cabría afirmar que más vale una vez colorado que ciento amarillo y, en aras de dar confianza al sector financiero, reconocer con elevadas dosis de prudencia -y aquí la realidad ha ido superando a los escenarios que parecían muy estresados no hace tanto tiempo- las necesidades de reestructuración. Esperemos que los resultados del test comunitario desarrollado por la EBA nos permitan también identificar dónde puede haber necesidades adicionales de capital, y que los requerimientos adicionales de capital fijados para las entidades españolas, junto con los planes de capitalización recientemente aprobados por el Banco de España, permitan reforzar la confianza en las entidades por parte de los mercados.
Enrique Martín y Gloria Hervás son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Afi).
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