Entre la crisis y la ilusión del 2016
El paro marca una campaña en la que ha irrumpido un partido populista
Las elecciones locales del 22 de mayo se van a vivir en Córdoba con una tremenda resaca. Los estragos económicos de la crisis financiera e inmobiliaria han dejado la ciudad con un paro registrado de 40.399 personas en marzo. La caída y posterior venta de Cajasur por el Banco de España a BBK, el hundimiento de la inmobiliaria Noriega, la crisis de Prasa y el anunciado cierre de Locsa -una de las pocas industrias que quedan en la ciudad- que supone el despido de 120 obreros, son ejemplos que dibujan un paisaje muy gris para una ciudad que aspiraba en los pasados cuatro años, a coger buen impulso para la próxima década.
Con semejante panorama, la generación de empleo se ha convertido en una promesa que une a los candidatos. Todos dicen huir del modelo basado en la construcción y la especulación inmobiliaria. Todos menos uno: Unión Cordobesa, que se ha colado en la campaña con unas dosis de populismo como nunca se habían visto, además de prometer más ladrillo para salir de la crisis. El partido lo ha fundado para la ocasión Rafael Gómez, Sandokán, constructor y joyero, imputado en el caso Malaya y multado con 24,6 millones de euros por el Ayuntamiento por un delito urbanístico.
Este grupo, que dice aborrecer la política, se ha convertido en una verdadera incógnita. Su presencia puede desestabilizar posibles mayorías o acuerdos. Ningún partido parece dispuesto, en principio, a pactar con ellos. Aunque nadie se atreve a descartar que sea necesario algún tipo de acuerdo político, como el que ha gobernado la ciudad estos últimos cuatro años entre IU y PSOE, para salir adelante. Esto es algo que desespera al PP, pues le confirma que, con toda probabilidad, de nuevo le será imprescindible una mayoría absoluta para llegar al poder. Y aunque las encuestas le son favorables, sabe que la misión no es fácil.
IU también acude con la incógnita de cómo responderá el electorado a la marcha de la exalcaldesa Rosa Aguilar del partido y del Ayuntamiento, hace dos años.
Los tres candidatos principales a la alcaldía de Córdoba, comparten una misma piedra en el zapato. Andrés Ocaña (IU y actual regidor), José Antonio Nieto (PP) y Juan Pablo Durán (PSOE) están expedientados por el Banco de España a causa de la intervención de Cajasur hace un año. Los tres fueron consejeros de la entidad en distintos momentos y los tres esperan una resolución.
Y mientras los candidatos hacen cuentas electorales y miran de reojo al Banco de España, la ciudad se prepara para enfrentarse a un momento clave: saber si Córdoba va a ser capital cultural europea en 2016, una de las últimas ilusiones que le queda a la capital. Quien salga elegido alcalde en las urnas será quien defienda la candidatura ante el jurado, el 27 de junio, en Madrid. La ciudad lleva una década enfrascada en este objetivo. Entre tanto, se ultima el remozado urbanístico de la ribera del Guadalquivir, se ha peatonalizado la principal calle comercial de Córdoba y se ha ampliado la oferta cultural, afianzando programas ya existentes, como el Festival de la Guitarra o Cosmopoética.
Pero quedan asignaturas pendientes que llevan la misma década esperando. Las obras del nuevo centro de congresos todavía no han comenzado y ya se han gastado siete millones de euros en el proyecto. El gobierno de IU y PSOE dice que las máquinas entrarán en breve. Otro proyecto que se ha visto retrasado es el de la Ronda Norte de la ciudad, que complete el anillo de circunvalación que necesita Córdoba para desatascar el tráfico rodado de las calles. La obra se encuentra paralizada después de que la constructora Marín Hillinger alegara falta de fondos. El Ayuntamiento espera volver a licitar las obras en unos meses.
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