Cambiar el modelo
Ahora resulta que los desvelos del ama de casa por cuadrar la economía familiar no sirven para nada; tampoco el esfuerzo de un trabajador durante años, ni que una empresa lleve lustros haciendo una buena labor, o que un país entero haya conseguido un progreso a base del sacrificio de mucha gente durante mucho tiempo. Porque si una "agencia de calificación económica" te adjudica unas letras de abecedario que no son las adecuadas, puede significar la ruina de todos.
Pero ¿qué tipo de economía nos han creado? ¿Qué criterios debemos seguir para conseguir alguna seguridad? ¿No hay responsables por mala gestión? Si son unos pocos los responsables de una mala administración, ¿por qué tenemos que pagar las consecuencias todos? Y sobre todo, ¿cómo podemos consentir un sistema económico basado en la especulación financiera y diseñado para enriquecer rápidamente a unos pocos a costa del sacrificio de muchos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.