Michael Sarrazin, el actor de la mirada penetrante

Dueño de una de las miradas más penetrantes del celuloide, parece imposible imaginar a Micheal Sarrazin (Quebec, Canadá, 1940) en otra profesión que no sea la de actor. A pesar de no poseer una gran filmografía, era bien conocido por los cinéfilos debido a su cara de buen chico y a una mirada sentimental y nostálgica que llamó la atención de Hollywood, allá por 1960. Tuvo una relación con Jacqueline Bisset que duró cerca de 15 años; se conocieron en el rodaje de La playa (1968), película que le valió una nominación a los Globos de Oro. El éxito le llegó en 1969 dando vida al atormentado e inolvidable protagonista del largometraje Danzad, danzad malditos -magnífica adaptación por Sidney Pollack de la novela ¿Acaso no matan a los caballos?, del gran escritor y guionista Horace McCoy-, filme en el que compartía cartel con Jane Fonda y que obtuvo nueve nominaciones a los Oscar.

De carácter aventurero, ya en su adolescencia y seguro de su destino decidió mudarse a Toronto para probar suerte como actor; allí encontraría pequeños papeles en televisión. Más tarde se formó en el Actors Studio de Nueva York, inagotable semillero de talentos cinematográficos. Fue en Estados Unidos donde, a partir de los años sesenta, lanzó su carrera, que inició en series de televisión como El virginiano.

Sus grandes ojos azules y su talento consiguieron que en 1965 firmara un contrato con estudios Universal, sin que la gran empresa del cine supiera muy bien en qué tipo de papeles encasillarle: no era, dicen, un actor corriente.

Su primer papel fue en un western, Gunfight in Abilene (1967). Ese mismo año participó junto a George C. Scott en la comedia Un fabuloso bribón. En 1972 coincidió con Paul Newman en El juez de la horca. Entre sus mejores trabajos como protagonista están las películas La gata en la terraza (1969 o la comedia Qué diablos pasa aquí (1974), junto a Barbra Streisand.

Semirretirado de la gran pantalla desde hace décadas, la última película en la que participó en el cine fue Miedo.com (2002). Un producto que ejemplificaba la decadencia de quien había compartido escenario con mitos de Hollywood, aunque desde hacía tiempo fuera sobre todo invitado de lujo en series televisivas, como Se ha escrito un crimen, Alfred Hitchcock presenta o Nikita.

Tras pasar 30 años en EE UU, hace una década volvió a Canadá, donde ha muerto a los 70 años "bromeando con sus médicos", según el comunicado de su agente.