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La energía mediterránea de Francisco Hernández

"Esta exposición representa un canto mediterráneo a la pintura". Así resumió Francisco Hernández (Melilla, 1932) el sentido de la muestra De lo pictórico a lo lineal, que reúne en el Museo del Patrimonio de Málaga hasta el 12 de junio 80 obras en las que se aprecian las inquietudes estéticas más recientes del pintor afincado en Torre del Mar (Málaga).

Unas inquietudes que a sus 79 años han llevado a Hernández a reinventarse, con la irrupción del grafismo y de la línea negra en su obra hasta desembocar en una nueva estética.

En estas creaciones de los últimos cinco años, "los cuerpos dejan de tener un volumen tradicional para ofrecer pura energía", explicó Carmen Hernández, hija del artista y comisaria de la muestra junto con su hermana María Jesús.

Para Hernández, esta reinvención no significa renegar de etapas pasadas, sino todo lo contrario. "Intento ser fiel a mí mismo. No traicionarme en un palmo de espacio de la tela o del papel a cubrir con ideas. Cumplo plenamente mi cometido de creencias que, al fin y al cabo, es donde se sustenta la creación", reflexionó el pintor, quien se definió "como un gañán que con una llamaera va dirigiendo la carreta de la tradición".

Prueba de este viaje estilístico de Hernández son obras como Movida I, o San Fermín, en las que incorpora el juego lineal mostrado a través de los grafitis, creando movimientos asfixiantes.

En otras creaciones, como Pareja I (2008), Movida IV (2009), o Danae del mismo año, la sustancia corpórea ha dejado de existir dando como resultado una interacción de los personajes de las obras. "Esta movilidad a la que se asiste entre lo puramente pictórico y lo rotundamente lineal, confluye en obras que aborda asumiendo estas dos técnicas, como ejemplo La Anunciación (2010), o Marco Antonio y Cleopatra de finales de ese mismo año, donde los colores, del mismo modo, plantean una interiorización que llega a ser enigmática", resaltó la comisaria.

En la exposición destaca la pequeña muestra de retratos en la que se percibe la técnica más fina y depurada en la que el realismo del dibujo denota la maestría y el dominio de esta práctica pictórica.

"Incuestionables son las obras que se muestran en tinta china y aguada, donde pequeños trazos van dibujando los personajes; misma técnica utilizada en las de grafito sobre papel; o bien, las plumillas en las que la línea poética nos advierte de su realización a la primera, es decir, sin levantar la pluma del papel", señaló la hija del pintor.

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