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Reportaje:JEFA DE TODO ESTO | Pilar Becerril, presidenta de la Sociedad Económica Matritense

Un reducto (vivo) de la Ilustración

Una mujer preside por vez primera la institución con más solera de Madrid

Pilar Becerril es la primera mujer en 236 años que ocupa la presidencia de la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Su mirada destella un sincero entusiasmo por ejercer tal distinción, tras haber peleado 32 años desde la secretaría y la vicepresidencia de esta sociedad por mantenerla a flote: se trata de la institución cívica de mayor solera y nombradía de Madrid. Hija de Juan Becerril, magistrado que regiría antes que ella la entidad, Pilar se licenció en Derecho en la Complutense y opositó con éxito en tres ocasiones al Ayuntamiento, como técnica, secretaria e interventora.

Sin carné ni militancia política conocida ("estoy orgullosa de ser funcionaria", subraya), fue jefa de gabinete del alcalde Juan Barranco. Hoy dirige la Biblioteca Técnica de la sede municipal del palacio de Correos. Aleccionada por su padre y posteriormente por Ramón Muñoz, ambos antecesores suyos en esta presidencia, se fue acercando a esta organización filantrópica de más de 200 miembros, cuyas tripas llegó a conocer mejor que nadie. "Tuve que compatibilizar la infancia de mis hijos con la tarea ímproba de invertir horas en ordenar el caos en el que se hallaba la secretaría de la sociedad", recuerda. Pero con ayuda de sus compañeros, lo consiguió. Por ello, tanto su predecesor, Muñoz, fallecido el pasado febrero a los 93 años, como la mayoría de la junta directiva de 10 integrantes que la rigen -entre ellos los historiadores Gonzalo Anes, el catedrático de Farmacia Mariano Turiel o el economista Juan Velarde-, decidieron elegirla presidenta, para proseguir aplicando los ideales modernizadores que signaron desde el reinado de Carlos III el quehacer de los Amigos del País.

Organiza cursos y conferencias de Historia, Economía, Ciencia y Arte
"Pretendemos formar humanistas, no hacernos ricos", afirma Becerril

Fundada por impulso del ilustrado asturiano y consejero mayor de Castilla Pedro Rodríguez Campomanes, esta sociedad encarna desde 1775 los valores de la Ilustración. Ha aplicado su lema Socorrer enseñando en escenarios tan distintos como la otrora reforma de los gremios medievales; la libertad de comercio con América; las primeras leyes agrarias, en la creación de las primeras entidades precursoras de las cajas de ahorros, la implantación de las escuelas para ciegos y sordomudos, pioneras en España, o la impartición de clases de taquigrafía, mecanografía, idiomas y, ahora, informática. Unos 940.000 alumnos han pasado por sus aulas, de donde se obtienen prestigiados títulos homologados.

Reducidas hoy al máximo las subvenciones oficiales ("el Ayuntamiento nos da 600 euros al año"), esta Real Sociedad sobrevive a duras penas en medio de una crisis que, al decir de muchos, amenaza convertirse en la coartada perfecta para permitir la desaparición de cualquier vestigio de civilidad ilustrada en Madrid. Frente a ello, Becerril piensa en la diversificación con conferencias y cursos para la difusión cultural e histórica.

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¿Qué bien procura hoy a los madrileños una sociedad como esta? "Hemos logrado introducirnos en la FP de Segundo Grado y para ello tenemos un centro de estudios que acabamos de trasladar desde un piso en Espoz y Mina, que era la única propiedad societaria, hasta la calle del Espejo, cerca de Ópera". Hasta allí también pareciera como si el signo de su propia historicidad les acompañara siempre. Con una sonrisa explica: "En los cimientos de nuestra sede de estudios, adaptada espléndidamente por el arquitecto Joaquín López Fernández, se descubrieron 20 metros de la muralla árabe de Madrid que hemos transparentado e iluminado con potentes vidrios; al principio, los alumnos cruzaban por encima de ellos con sumo cuidado, como si fueran a caerse, pero la seguridad es completa y todos cuantos nos visiten pueden ver esas vetustas ruinas".

Precisamente, ella emplea esa misma palabra, ruina, para describir la situación económica contra la que combate la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. "Caja Madrid nos daba anualmente 35.000 euros, pero desde 2009 quedó suprimida esa ayuda. Otro tanto pasa con la del Gobierno regional, que aportaba 55.000 euros, cancelada desde 2008". Apenas tres nóminas comparten con ella, que trabaja gratis et amore como todos los directivos, el peso de la sociedad. Pero no cejan en organizar ciclos de conferencias sobre Historia, Ciencia, Economía, Música y Arte. "Los nuestros son eventos celebradísimos y muy concurridos, nuestra sede se llena de asistentes" subraya. Se refiere nada menos que a la sala noble de la Torre de los Lujanes, el edificio civil más veterano de Madrid, en la plaza de la Villa, que data de 1510 y que, desde 1866 y por disposición del general Leopoldo O'Donnell, alberga sus juntas de socios y da nombre a la publicación que la institución edita con un contenido histórico-científico.

La Sala de la Torre posee un ajuar artístico compartido con el El Prado, en el que deslumbra, junto con paisajes flamencos y un espléndido Tauro de Francesco Basano, el retrato más logrado por Antón Rafael Mengs: el del gran alcalde de Madrid, Carlos III. Desde un templado hieratismo embutido en su reluciente armadura, la sonrisa del sabio monarca pareciera transmitir a quien le observa su gozoso contento al confirmar que la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País sobrevive hasta hoy gracias al ímpetu de una mujer soñadora -"pretendemos formar humanistas, no hacernos ricos", sentencia Becerril-, comprometida junto a sus 200 integrantes en preservar, a toda costa, la caudalosa herencia cívica y modernizadora de la Ilustración.

Pilar Becerril, primera presidenta de la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.
Pilar Becerril, primera presidenta de la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.ÁLVARO GARCÍA

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