En apoyo al juez Garzón

Mi indignación pasa a impotencia cuando leo que comienza el juicio oral contra el juez Garzón por las escuchas de la trama Gürtel. No sé nada de leyes y menos de política, pero, desde mi ignorancia, estoy segura de que tengo antes mis ojos la mayor descalificación, ética y moral, a un ser humano y en este caso a un juez. Un juez que se ha jugado la vida todos los días y gracias al cual muchas causas se han sentenciado.

Me da vergüenza comprobar que muy poca gente se moviliza, y que desde fuera de nuestro país, nuestra imagen de fiesta, siesta y toros, va en aumento, mientras nuestra integridad se devalúa, con la misma rapidez que la de nuestros políticos.

Siento bochorno al comprobar cómo una parte de la política se embriaga de alegría con este juicio, porque sus intereses más escabrosos pasan a un segundo plano y alardean de su poder en las urnas.

Me enfurece saber que el pueblo les gratificará con el poder electoral y taponaremos todo resquicio de moral y principios políticos, que tanto costaron conseguir. Esos mismos ideales que descansan tirados por las cunetas y a los que aún hoy sigue sin reconocérseles el derecho a un descanso digno y en paz. ¿De verdad creemos que en un futuro, no muy lejano, esta indiferencia no nos pasará factura? Somos tan egoístas y prepotentes que no miramos más allá de nuestro presente y olvidamos todos nuestro pasado.