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Reportaje:Dinero & inversiones

¿Dividendos o depósitos?

La retribución de muchas compañías hace sombra a los productos bancarios

Volver la vista de nuevo a las Bolsas es algo que las casas de valores empiezan a recomendar con cierta insistencia. No se trata -dicen una gran mayoría de expertos- de invertir "en general" sino de seleccionar compañías con perspectivas positivas de resultados que, al menos, inicialmente auguren, a las cotizaciones actuales, una elevada rentabilidad por dividendo. Los ejemplos que señalan son de lo más variado y, en ningún caso, se circunscriben al Ibex 35.

En el top de su lista se colocan, entre otras empresas, France Telecom con un rendimiento vía dividendo que se acerca al 9%;

Telefónica, con otro superior al 8,5% y que acaba de anunciar que mantiene su compromiso de repartir un dividendo mínimo de 1,75 euros por acción en 2012; el Banco Santander, del que se espera que mantenga o supere ligeramente en este primer trimestre del año sus resultados frente al mismo periodo del año anterior, con esta rentabilidad por dividendo próxima al 7%; Nokia, con otra del 6,09%; Total, con 5,49%; Iberdrola, con 5,24%...

El plazo, la fiscalidad y el perfil de riesgo condicionan elegir una estrategia u otra

De los ochenta valores incluidos en el listado analizado (miembros del Euro Stoxx 50 e Ibex 35), exactamente la mitad ofrece, según las estimaciones actuales de dividendos a repartir y a los precios actuales, rentabilidades por dividendo superiores al 4% y prácticamente el 75% de los casos, por encima del 3%. ¿Compensan, por ejemplo, respecto a los depósitos tradicionales que en estos momentos vuelven a estar de moda dado que las entidades parecen una vez más enzarzadas en una guerra por captar ahorro? La respuesta, señalan los técnicos, es un depende del importe a invertir, de los rendimientos esperados, de la fiscalidad, del plazo...

Una inversión en Bolsa de 10.000 euros en un valor con una rentabilidad por dividendo anual del 4% generará por este concepto unas ganancias de 400 euros. Si el inversor no percibe más dividendos a lo largo del año, no tendrá adicionalmente que pagar impuestos por ellos. Y es que hay que recordar que los dividendos, primas de asistencia a juntas y participaciones en beneficios están exentos en el IRPF, con el límite de 1.500 euros anuales siempre y cuando no correspondan a los distribuidos por las instituciones de inversión colectiva, ni a valores adquiridos dentro de los dos meses anteriores a la fecha del pago de los dividendos y vendidos en el plazo de dos meses.

De esos 400 euros de ganancias habrá que descontar las comisiones de compraventa que aplican tanto las Bolsas como los operadores. De media -las diferencias en este terreno son muy llamativas- cerca de 40 euros en total. Rentabilidad final vía dividendo: 3,6%.

Colocar esos mismos 10.000 euros en un depósito a plazo durante 12 meses puede llegar a generar igualmente ese rendimiento del 4% (el Ministerio de Economía está preparando, según adelantó el diario Cinco Días, un real decreto para penalizar a los bancos y cajas que ofrecen rentabilidades elevadas para captar depósitos entre los ahorradores, duplicándoles en algunos casos su aportación al Fondo de Garantía de Depósitos). En dinero, esta imposición anual se traduce igualmente en 400 euros brutos. Sucede, sin embargo, que en este caso no hay exención fiscal alguna y estas ganancias tributan al 19% (si son inferiores a 6.000 euros anuales) o al 21% (cuando exceden este límite). El 19% de 400 euros equivale a 76 euros, con lo que la rentabilidad final -normalmente no hay gastos asociados- queda en el 3,24%.

No hay que olvidar que mientras los depósitos (al menos hasta el límite de 100.000 euros por persona y entidad) están plenamente garantizados, no ocurre lo mismo con las acciones, cuya cotización fluctúa a diario.

Si los 10.000 euros colocados en una inversión bursátil experimentan vía precio una revalorización del 5% (teóricamente se pueden vender esos valores al cabo del año y tras percibir los dividendos a 10.500 euros), las ganancias finales netas (teniendo en cuenta que sí habrá que pagar de impuestos por estas ganancias un 19%) serán de 765 euros, lo que equivale a un 7,65%, más del doble que lo que ofrece un depósito al 4%.

Por el lado contrario, si los 10.000 euros bursátiles sufren una depreciación del 5% (se venderían a 9.500 euros), las ganancias netas finales simplemente no existirían. Las pérdidas finales sumarían 140 euros, un 1,4% de rentabilidad negativa.

Tomando como base estos simples cálculos se pueden inicialmente tomar decisiones de inversión. "Si tomo posiciones de determinado importe en un valor con una rentabilidad por dividendo del 4%, 5%, 6%, 7%... aun si su precio baja un 2%, 3%, 4%, 5%... me resultará más rentable que un depósito anual al 2%, 3%, 4%...", o visto al revés, "para que compensen vía dividendo unas acciones frente a un depósito con un rendimiento determinado debo exigirles, al contemplar posibles pérdidas del x%, una rentabilidad inicial del 4%, 5%, 6%...". Los expertos, sin embargo, recomiendan solicitar asesoramiento sobre las compañías: perspectivas de resultados, situación del sector y de la empresa en el sector, momento bursátil general... -

En la Bolsa de Madrid numerosas compañías tienen una rentabilidad por dividendo superior al 4%.
En la Bolsa de Madrid numerosas compañías tienen una rentabilidad por dividendo superior al 4%.PIERRE-PHILPPE MARCOU (AFP)

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