Planes en barbecho en el Camp de Túria
La zona que más proyectos de golf concentró en toda la Comunidad Valenciana durante el boom urbanístico fue la comarca de Camp de Túria, donde nueve localidades promovieron 10 campos de golf en 17 millones de metros cuadrados, la mayoría de suelo rústico cultivado que hoy ha degenerado en un paisaje desolador. Centenares de agricultores vendieron sus campos convencidos del Gran Dorado que atraería el desarrollo urbanístico aparejado al golf. Pero la comarca está ahora jalonada por grandes secarrales.
El de La Pobla de Vallbona es un ejemplo paradigmático de esta evolución. Una empresa vinculada a Lubasa y Edival, adjudicataria del PAI del Sector Golf, ha acordado con el Consistorio la rescisión del contrato. Este plan pretendía la construcción de un campo de golf y 3.118 viviendas en la huerta histórica del municipio. Tras la huida del urbanizador, un empleado municipal ofrece a los agricultores el cultivo gratuito de los mismos campos para evitar incendios. Y como en la huerta histórica solo pagan 12 euros por hanegada y año por toda el agua que necesiten, entre unos pocos han acumulado centenares para cultivar alfalfa como pienso, con rentabilidades de entre 500 y 1.000 euros anuales por hanegada.
El aluvión de proyectos en la zona arrancó en 2002, cuando Sedesa presentó su proyecto estrella en la feria Urbe: 2.006 viviendas, campo de golf, un hotel y un centro comercial en 2,2 millones de metros cuadrados en Llíria. En pocos años se presentaron otros nueve campos de golf que contemplaban 25.871 nuevas viviendas.
Benaguasil, Nàquera (con dos propuestas), Serra, Bétera, Vilamarxant, Riba-roja, San Antonio de Benagéber y hasta Pedralba vieron en estas promociones la forma de obtener ingresos con la reclasificación del suelo. En Benaguasil, su alcalde, José Joaquín Segarra, del PP, firmó un convenio con Lubasa (4.400 viviendas, un campo de golf con hotel) y recibió 3,5 millones de euros en concepto de mejoras, pero el proyecto incumplió la condición de aprobarse en dos años. En Bétera, la empresa Onofre Miguel presentó otro de 1.380 viviendas con campo de golf previa compensación al Consistorio de seis millones.
En la comarca destacaron especialmente los planes del grupo Llanera, con el Montehorquera Golf (4.071 viviendas) en Vilamarxant y el Riba-roja Golf Resort (4.650 casas en 2,36 millones de metros) en la localidad del mismo nombre. Pero Llanera se pasó tres años en suspensión de pagos y nunca más se supo.
Hasta la Serra Calderona se vio amenazada por 7.100 casas, cinco campos de golf, hoteles y zonas comerciales. Los de Náquera y Serra implicaban 3.500 viviendas en suelo protegido. Otro de los proyectos que se ha quedado en el camino es el de San Antonio de Benagéber, de 3.246 viviendas.
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