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"La conciencia de la muerte es la que hace disfrutar de la vida"

Rosa Montero dibuja el siglo que viene en su última novela

Lágrimas en la lluvia es el título de la novela con la que Rosa Montero ha regresado a la ciencia ficción que probó hace dos décadas. En ella dibuja el mundo a un siglo vista, en 2109. Considera, sin embargo, que es su obra "más realista". No es incompatible, dado el esfuerzo que la autora ha realizado para construir un futuro "lógico y creíble que emerge de lo que estamos viviendo", según reconoció ayer en Bilbao. Un escenario oscuro, marcado por una locura colectiva a la que trata de sobrevivir la agresiva e inadaptada protagonista, con la que ha querido reflejar su personalidad y el miedo que reconoce tener a la muerte.

El temor a lo que aguarda después de la vida penetra en un argumento que "no pretende ser utópico ni catastrofista". "Tener conciencia de la muerte no es malo, sino que es lo que realmente te permite disfrutar de la vida", considera. Quizá este prisma ha influido en el final "optimista" que Montero ha decidido dar a su novela. En ella perfila, además, la sociedad hacia la que cree que avanzamos, marcada por la confluencia de las cada vez más numerosas entidades supranacionales en una federación de países que ha dado en denominar los Estados Unidos de la Tierra.

'Lágrimas en la lluvia' es un alegato del entendimiento supranacional

La política no es ajena a Lágrimas en la lluvia, que tras un mes en la calle figura ya entre los títulos más vendidos. En la novela subyace una crítica hacia la clase gobernante y una defensa de la democracia como "el único sistema que permite la mejora interna tras rehacer errores". No es la panacea, sin embargo, y aún en 2109 tendrá que "seguir evolucionando" para corregir sus propios fallos, como describe la trama. No obstante, Montero ha querido hacer con su argumento un guiño al entendimiento entre países. Según prevé, "el nacionalismo, entendido como la petrificación que convierte las distintas riquezas culturales en frontera y motivo de división, no tiene futuro". "Es una cosa del pasado".

Rosa Montero posa ayer en un céntrico hotel de Bilbao.
Rosa Montero posa ayer en un céntrico hotel de Bilbao.LUIS ALBERTO GARCÍA

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