Los expertos impulsan la vía moderada en la reforma de la banca británica
La comisión descarta separar el negocio comercial y el de inversión
Reforma, sí. Revolución, no. El informe preliminar elaborado por una comisión independiente sobre la reforma del sistema bancario británico ha descartado la radical idea de separar por completo la banca comercial de la de negocios y apuesta por una combinación de medidas más moderadas como fórmula más viable para dar estabilidad al sistema financiero y evitar una crisis como la que empezó en 2007.
La gran banca había amenazado con abandonar la City de Londres y trasladar sus cuarteles generales a Nueva York o Hong Kong si Reino Unido adopta medidas demasiado radicales. Un peligro que parece haber desaparecido: las acciones de los bancos británicos se dispararon nada más abrirse ayer la cotización en la Bolsa de Londres.
Proponen que Lloyds venda más oficinas de las 600 pactadas con la UE
Presidida por sir John Vickers, la Comisión Independiente sobre la Banca se creó en junio pasado con el encargo del Tesoro de ofrecer propuestas con dos objetivos fundamentales: mejorar tanto la estabilidad como la competitividad del sistema financiero. En realidad, lo que hizo el Gobierno al pedir ayuda a un grupo de cuatro expertos fue buscar un árbitro que resolviera una polémica que no solo dividía a los analistas sino que tenía el potencial de llevar también la división a la coalición de conservadores y liberales-demócratas formada hacía entonces tan solo unas semanas.
El dictamen de los expertos es que, aunque una división absoluta entre la banca de negocios y la banca al detalle puede ser la forma más sólida de proteger a la segunda de la primera, en realidad no es necesaria: con una serie de medidas combinadas menos radicales se puede conseguir el objetivo de estabilidad buscado y al mismo tiempo no perjudicar la competitividad de la banca británica.
Lo que proponen es crear lo que denominan un "anillo de protección", un ring-fencing en torno a la banca al detalle, de forma que un banco pueda seguir operando en ambos sectores pero de forma claramente diferenciada, con empresas filiales separadas. Pero, detalle crucial, manteniendo la capacidad de mover su capital de una actividad a la otra.
El informe -cuyas conclusiones finales, en septiembre, condicionarán la reforma del sistema a pesar de que solo tiene carácter consultivo- parte de la tesis de que son los accionistas y los acreedores (exceptuados los depositantes) de la banca, y no los contribuyentes, los que han de soportar las pérdidas en tiempos de crisis. Es decir, que no debería haber operaciones de rescate con dinero público como la que se han dado estos años.
Para ello hay que crear un entorno que obligue a los bancos a ser más prudentes y a tener "más capacidad de absorber las pérdidas", a hacer más sencillo y menos costoso que un banco resuelva sus apuros cuando los tenga y a reducir los incentivos que premian la toma de riesgos excesivos en el negocio.
Y sugieren, sobre todo, la citada separación contable y de gestión de la banca al detalle y la de negocios, para que los apuros de una no afecten a la otra, el llamado "anillo de protección", y aumentar al 10% el capital core de las reservas en los bancos sistémicos y en toda la banca al detalle.
Al abordar la cuestión de la falta de competencia hacen hincapié en la necesidad de que el Lloyds Banking Group se desprenda de muchas más oficinas de las 600 que había pactado vender. El Lloyds, cuyo accionista principal ha acabado siendo el Gobierno, absorbió al HBOS en plena crisis y teniendo un peso en la captación de depósitos que, en opinión de los expertos, socava la competencia.
Los gestores de Lloyds han reaccionado con mucha indignación ante la propuesta de los expertos y se han declarado "muy sorprendidos" de las conclusiones contenidas en el informe de la comisión y de su sugerencia de ir más allá en la venta de activos pactada por el banco con las autoridades de Bruselas. En opinión de los responsables del Lloyds, "esa opción parece basarse en una evidencia limitada y, paradójicamente, puede potencialmente retrasar la llegada de un nuevo competidor en el mercado británico", opinan.
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