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Entrevista:ALMUERZO CON... DAVID DELFÍN

"Es el momento de ocuparse y no de preocuparse"

Carmen Mañana

Como le gusta la Pepsi, y en el restaurante solo tienen Coca-Cola, el diseñador David Delfín (Ronda, Málaga, 1970) pide agua. Al hacerlo, deja entrever unos brackets dorados que adornan sus dientes. "No los necesito. De pequeño quise llevar aparato y con casi 40 decidí ponérmelo. Primero era plateado y lo usé para separarme las paletas y hacerme un diastema. Luego me lo cerré y ahora lo llevo así, con un punto rumano".

La ortodoncia apenas se aprecia. Tampoco su perfecta dentadura. Sonríe poco. Habla reposado. Aunque asegura que la tienda online le va muy bien, acaba de cerrar su única boutique propia, y tras cuatro temporadas desfilando de forma paralela en Madrid y Nueva York, este febrero lo ha hecho solo en la Cibeles Fashion Week. Además, reconoce que está teniendo problemas para producir sus colecciones. "No llegamos a los mínimos y fabricar así puede suponer una pérdida de dinero. Ahora estamos haciendo una edición limitada de 75 camisetas para la boutique Ekseption. Es una vía que exploramos".

Restaurante

- Lentejas: 8,20 euros.

- Roast beef: 9,90.

- Pan: 2,40.

- Agua: 2.

- Coca-Cola light: 2.

- Dos mentas poleo: 4.

Total: 28,50 euros.

El diseñador "busca soluciones" a la crisis y nuevos proyectos tras cerrar su tienda

Que no cunda el pánico. Delfín dice que "no es el momento de preocuparse sino de ocuparse". Y eso hace: "No estamos ajustando al máximo y hay muchos proyectos que salen ya: colaboraciones con una cadena de hoteles, vestuarios... Eso nos da un pequeño margen para pensar en cómo continuar y cuál es la mejor fórmula para nosotros. Pero vamos para adelante, seguro". Como siempre.

Dice que nunca ha dejado de trabajar: "Poniendo copas, bailando, fregando, en una papelería". Empezó creando tipografías e ilustraciones para amigos, que luego estampó en prendas militares. Las piezas se vendieron como churros en el Festival de Benicàssim y fue invitado a desfilar en el Circuit de Barcelona. De eso han pasado ya 10 años y alguna que otra polémica, como cuando en 2002 hizo desfilar a las modelos en la pasarela con una soga al cuello.

Mientras reflexiona, clava la mirada ensimismado en un plato de lentejas. Delfín, que fue ovolactovegetariano durante nueve años, sucumbe al chorizo que acompaña a sus legumbres con el fervor del converso. Cuando sus pensamientos regresan a la mesa, confiesa que le encantaría tener su propio perfume. "La mayor parte de las grandes marcas vive de vender gafas, cosméticos, pañuelos. Si ellas, con las infraestructuras que tienen, no pueden sobrevivir exclusivamente del prêt-à-porter, que se nos exija eso a los españoles...".

Su firma no es la única con dificultades: Elio Berhanyer cerró su taller en diciembre tras 50 años de carrera, y Carmen March liquidó su marca en junio. Delfín se queja de que al hablar de los problemas de la moda española solo se piensa en los diseñadores. "Este mundo son también las revistas, los fotógrafos, los estilistas, los modelos... Vale que yo no puedo compararme con ningún diseñador internacional, pero tampoco se puede comparar las revistas nacionales. Es que somos muy acomplejados. Tendemos a pensar que lo de fuera es siempre mejor. Si es verdad que somos todos tan mediocres, tal vez juntando toda nuestra mediocridad se genere algo interesante". Para rematar la comida, Delfín opta por algo que le ayude a digerir: una menta poleo.

David Delfín cree que en España estamos "acomplejados".
David Delfín cree que en España estamos "acomplejados".CRISTÓBAL MANUEL

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