Arte que no es lo que parece

El artista filipino Kristoffer Ardeña (Filipinas, 1976) no cree que le corresponda a él explicar su obra. "No quiero ser didáctico. Eso es responsabilidad del público", aseguraba el pasado 24 de marzo, día que inauguró su segunda exposición individual en la galería Oliva Arauna.

Aun así, es buen conversador y no le importa describir las piezas que exhibe en la galería, con una advertencia: "Nada es lo que parece". El título de la exposición, ¿Quién es José Rizal?, induce al primer equívoco. El héroe de la independencia filipina no es más que la excusa para una de las piezas, consistente en un exhaustivo trabajo de documentación sobre esa figura histórica. Ahora, un completo archivo de folios descansa en un pedestal. Ardeña se mete en el debate de la autoría en el arte contemporáneo: "El artista no es necesariamente quien tiene a veces la mejor idea. Igual que Armani subcontrata diseñadores, yo compré la idea a otro artista. Pagué por ella, por eso no la robé". En un texto que se puede leer en la galería, Ardeña profundiza en esta propuesta: "Hoy en día los artistas están formados, no únicamente en pintura, fotografía, escultura, vídeo, impresión, dibujo o incluso performance y sus derivados, sino también en cómo formalizar conceptos. [...] Como consecuencia, este acto de conceptualización se ha convertido en una habilidad aprendida, como cualquier otro formato tradicional".

"Occidente es muy racional, mientras que el mundo asiático es sutil"

En la sala principal de la galería se mostrarán tres instalaciones -vídeo más escultura- distintas cada dos semanas. Durante las dos primeras se ha podido ver la pieza Apparition (Aparición), un mapa topográfico de Filipinas formado con pelusa de polvo. "Juego con el sentimentalismo. Es una aparición en el sentido de que, si conoces el mapa de Filipinas, tiene una apelación personal, como es mi caso. Si no, es una mera pelusa que se deshace", dice Ardeña.

El siguiente grupo se titula Attempting to send a morse code message about an impotent situacion (Intento de enviar un mensaje en código Morse sobre una situación de impotencia). La escultura, en este caso, es un árbol de Navidad seco cuyas luces emiten en Morse el mensaje "Ten paciencia. La situación está mal en todas partes" y tiene origen en una experiencia del autor: "Estuve trabajando en una exposición para un centro de arte, han pasado ocho meses y no me han pagado. Es un intento porque es un acto fútil, no va a llevar a nada, es pura retórica, como el arte". Por algo el árbol ha sido bautizado por el artista con el refrán Dead tree bears no fruit (Árbol muerto no da frutos). La tercera instalación retuerce el significado de las palabras a partir de la expresión castellana "Me importa un comino". En un vídeo, un personaje aparece contando, literalmente, 4.365 semillas de comino. La escultura, en este caso, es una mínima semilla iluminada por un foco.

En otra parte de la exposición, Ardeña da una vuelta de tuerca al ready-made con una serie de piezas agrupadas bajo el título Ghost painting (Pintura fantasma). Se trata de un conjunto de copias no autorizadas del Cuadrado negro de Malevich, las pinturas negras de Ad Reinhart o las pinturas blancas de Rauschenberg. Incluso hay una copia de una fotografía de Ikea. Estas obras seguirán interactuando con su comprador, ya que con la pintura adquiere un pulverizador adhesivo que podrán aplicar o no a las piezas: "Si lo hace, se acumulará más polvo, pero es que el artista ya no es responsable de la conservación de la pintura".

En el fondo de la obra de Ardeña laten fuerte sus raíces. Por ejemplo, con la idea de que, históricamente, en Filipinas eran habituales las obras llegadas de Occidente, con un contexto cultural completamente diferente. "A veces me han dicho que mi obra es hermética, pero no es así. Lo que pasa es que incorporo otras referencias culturales". Y da una pista: "En Occidente todo es muy racional, mientras que el mundo asiático se basa en la sutileza".

¿Quién es José Rizal? Exposición del artista filipino Kristoffer Ardeña en la galería Oliva Arauna. Barquillo, 29.