Dublín garantiza a los inversores que asumirá todo el coste del rescate bancario
El primer ministro irlandés, Enda Kenny, ha garantizado que los titulares de los bonos bancarios no deberán compartir con las arcas públicas el coste de la recapitalización del sector, cuya cuantía total se estima en 70.000 millones de euros tras conocerse los resultados de las últimas pruebas de solvencia. A pesar de que el nuevo Gobierno de Dublín carecía de margen para desafiar las condiciones impuestas por el Banco Central Europeo, proveedor a medio plazo de los fondos que apuntalarán la profunda reforma del sistema financiero de la isla, su decisión implica un viraje político que convierte al contribuyente irlandés en el principal depositario de esas cargas.
No sería "razonable ni lógico" imputar parte de ese coste a los tenedores de bonos. El razonamiento de Kenny es que cuando los bancos de Irlanda dependen de los mercados para asegurar su sostenibilidad no pueden ser los bonistas quienes carguen con el coste. Pero esto es tremendamente impopular entre el irlandés de a pie, que ha convertido al sistema financiero en objeto de su ira. No obstante, las miras de la coalición gubernamental que salió de las urnas a finales de febrero, integrada por el Fine Gael (centro-derecha) y los laboristas, se centraban ayer en la reacción de los mercados.
Las acciones de los dos grandes bancos que serán el eje del futuro y remozado sistema bancario de la República (mucho más reducido para adaptarse al tamaño real de la economía del país), el Bank of Ireland y Allied Irish Banks (AIB), cotizaron al alza en la Bolsa de valores irlandesa, con unos incrementos respectivos del 30% y el 20%. Por el contrario, el Irish Life & Permanent, una entidad en proceso de nacionalización que acabará siendo escindida para someter sus divisiones más rentables a subasta pública, cayó a un nivel récord, con un desplome del 64%.
La decisión de la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor's de recortar el rating de Irlanda desde A- hasta BBB+, a solo tres escalones del bono basura, supuso un revés aunque con matices. Porque la agencia, tras modificar la perspectiva crediticia irlandesa desde "negativa" hasta "estable", reconocía que las pruebas de solvencia aplicadas a las cuatro grandes entidades de Irlanda en previsión de nuevas crisis fueron lo suficientemente robustas como para indicar que el país se recuperará con mayor rapidez que Grecia o Portugal, los otros dos socios de la eurozona que presentan un mayor nivel de endeudamiento.
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