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Entrevista:RAMÓN JÁUREGUI | Ministro de la Presidencia

"Me decían el Fred Astaire de Rentería"

Pregunta. Como hubiera dicho su madre, ¿al fin ministro?

Respuesta. No tenía especial ilusión ni estaba obsesionado con esto. No hace falta estar en el campo para formar parte del equipo.

P. Ganas tendría, cuando aceptó sabiendo que le puede durar tres cuartos de hora.

R. Eso es consecuencia de mi sentido de la lealtad con el equipo. He estado en el banquillo, entrenando, enseñando. Ahora me toca estar en la primera línea, y para mí es un orgullo.

P. Le digo que esto le va a durar tres cuartos de hora y no se resiste. ¿No cree en un revolcón de las encuestas?

R. Los revolcones siempre son aconsejables. Quedan 15 minutos, pero aquí hay partido.

P. De pequeño soñaba con ser portero del Athletic de Bilbao, como Iribar. Habrá sido duro quedarse en ministro.

R. Bueno [ríe]. Es posible que también pensara en ser músico o cantante. En mis tiempos, cantaba mucho en la cuadrilla, en la familia. Habaneras, un poquito de zarzuela y canciones vascas.

P. Pues, dado que en política ha sido usted de todo, solo le falta presentarse a Eurovisión.

R. No. Ese arroz ya se pasó para mí. Hay una edad en la que hay que saber dónde está la línea del ridículo. La mía me aconseja ser prudente. Para no cantar o para no pretender ligar.

P. ¿Porque también en el ligue ha roto la pana?

R. Son habladurías. Siempre he sido un tipo que no vende peines. No porque no quiera, sino porque soy muy tímido.

P. A usted, tan ciclista, ¿pedalear junto a Zapatero le parece sublime, casi orgásmico?

R. No, no hay que exagerar. Pero reconozco que he descubierto a un tipo que no conocía bien. Un político de nivel, un líder más estadista de lo que la gente cree.

P. Pues se lució usted cuando apoyó a Rosa Díez en el XXXV congreso del PSOE. ¿En todo tiene igual puntería?

R. Qué malvada [ríe]. Son sentimientos de amistad, más que elecciones políticas. Éramos un grupo de amigos: Mario Onaindia, Maturana, Juanma Eguiagaray... La insistimos para que fuera de número dos de Bono, pero ella no se dejó.

P. Para cubrir el puesto de Fernández de la Vega se necesitan dos hombres. ¿Le sugiere alguna reflexión?

R. Si es por sentido del trabajo, quizá sea justo. María Teresa dedicaba 18 horas al día a su trabajo. Ciertamente, hacen falta como mínimo dos hombres.

P. Ha salido un libro titulado ¿Hay que ser un cabrón para llegar a director general? ¿Y para ser ministro?

R. Según qué Ministerios, no es imprescindible. Yo, desde luego, lo soy más bien poco. Pero quizá más donde tienes mucha gente a tu mando, como en Interior o en Defensa. Para ser jefe siempre hay que ser un poco malo.

P. ¿Se cortaría la lengua antes de volver a hablar de la sucesión de Zapatero?

R. Sí. Estoy juramentado para no volver a hablar. He callado para siempre.

P. ¿A qué compañera de Gabinete llevaría en tándem?

R. A Ángeles-Sinde. No sé cómo pedalea, pero tiene un punto.

P. ¿Y para hacerle un soneto?

R. No sé si se dejaría, pero a Elena Salgado se le puede cantar un poema.

P. Se dice romántico. ¿Cómo se lo monta: rodilla en tierra, ramo de flores..?

R. Conversando mucho. Conquistando por la conversación.

P. Dicen que eso sucede a partir de una edad.

R. Es que a otras cosas ya no puedo acceder. La conversación es mi único atributo en este momento.

P. La lengua.

R. La lengua no lo sé, pero, en todo caso, el habla.

P. ¿Cree ser un sex symbol?

R. No, no, para nada. Siempre he sido un tipo bastante cabal, demasiado previsible.

P. ¿Porque ser sex symbol es no ser cabal? Se le notan los frailes de La Salle.

R. No. Más bien aquel aire vasco que teníamos reprimido, en aquellas alamedas de Rentería y de Pasajes, en las que no pensábamos más que en ellas y acabábamos despreciándolas, como la fábula de la zorra y las uvas. Sufríamos mucho, porque aquello era un lugar prohibido para ligar, a pesar de que yo bailaba bastante bien, y algunas me llamaban el Fred Astaire de Rentería.

P. ¿El concepto desmelenarse cabe en su diccionario?

R. Nunca ha estado en mi diccionario. Creo que solo una vez perdí el oremus: en el año 82, cuando ganamos las elecciones. Bebí un poco y me perdí un poco. Y fíjese lo que hace de aquello.

P. ¿Pelín aburrido?

R. Mi mujer dice que soy un poco soso.

P. ¿Cómo se ve en 2012, cuando pasen las elecciones?

R. Más relajado. Tengo la impresión de que, a partir de 2012, serán otros los protagonistas.

Ramón Jáuregui, entrenando por si tiene que volver a sus orígenes, caso de que vengan mal dadas.
Ramón Jáuregui, entrenando por si tiene que volver a sus orígenes, caso de que vengan mal dadas.BERNARDO PÉREZ
Entrevista a Ramón Jáuregui por la periodista Karmentxu Marín.Vídeo: PAULA CASADO / KARMENTXU MARÍN

Perfil

Con 62 años y tres hijos, hace gala del talante dialogante que le atribuyen, y resume así sus necesidades: "A mi edad, me basta con que me quieran". Con 14 años era obrero en una fundición. Luego hizo dos carreras, y está muy orgulloso de sus orígenes y de su curiosidad incesante, que le hace aprender "mucho sin parar". Digan lo que digan en Rentería, no da el aspecto de poder acompañar a Ginger Rogers en la pista. Es bueno en bicicleta y malo al mus.

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