Icono americano

El Wrangler es el heredero del Willy's, el pequeño todoterreno que ganó en 1941 el concurso convocado por el Ejército norteamericano para motorizar su infantería en la II Guerra Mundial. Pero aquel sorprendente 4 - 4 de bolsillo fue también el embrión de la marca Jeep, que cumple ahora 70 años. Tan ilustres antecedentes lo han convertido en leyenda nacional, pero han frenado su evolución técnica y estética para evitar enfadar a sus fanáticos y puristas.

El nuevo modelo que llega ahora mantiene su fidelidad al original en su concepción de todoterreno ágil, robusto y eficaz en el campo: incluye tracción 4 - 4 y reductora para superar cualquier obstáculo. Pero dulcifica su carácter con un tacto e insonorización mejorados y una suspensión menos ruda para viajar. Se ofrece en carrocería corta o dos puertas (desde 31.269 euros) y Unlimited de cuatro, con un planteamiento más práctico y familiar (38.399).

El Wrangler refleja por fuera el ADN del Willy's en detalles como la parrilla de siete barras verticales de Jeep, los pasos de rueda separados, el parabrisas plegable o las puertas y el techo desmontables. Pero ahora añade un interior reelaborado, con un salpicadero más moderno, plásticos y tapicerías más refinados y un ambiente más cuidado. Y ofrece equipamientos hace poco innombrables para sus clientes de siempre, como el volante multifunción.

Sin embargo, lo mejor es el nuevo motor 2.8 CRDi turbodiésel, que pasa de 177 a 200 CV y gasta 7,1 litros de media, un 20% menos. Se ofrece con cambio manual de seis marchas, que incluye Start&stop, y con un automático secuencial de cinco (desde 2.740 euros). El acabado básico Sport incluye ya control de estabilidad ESP, ABS y doble airbag, tracción 4 - 4 con reductora y climatizador. La capota de lona y los airbags laterales son opcionales.