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Crítica:LIBROS | Narrativa
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Humor inglés y crisis existencial

Un tipo llamado Julian Treslove, ya en la cincuentena, soltero, que tiene dos hijos con dos mujeres distintas, con los que apenas ha convivido y aún menos con sus madres, que ha sido productor de programas en la BBC británica y ha ido descendiendo puestos en el escalafón laboral a partir de ahí, queda una noche a cenar con un par de amigos. Uno de ellos, Libor, es un viejo judío checo, viudo de una mujer con la que estuvo casado toda la vida y a la que añora; el otro, Sam Finkler, judío inglés, de la edad de Julian, también ha quedado viudo recientemente. Cuando Julian abandona la reunión y sale a la calle rumbo a su casa es atracado y despojado por una mujer. El atraco lo desconcierta por el hecho de que haya sido una mujer la atracadora y porque sospecha que le ha golpeado por ser judío, lo que él no es. El hecho de que haya sido una mujer la atracadora no hace más que recordarle obsesivamente la pequeñez de su vida y lo evidente de su decadencia laboral y personal.

La extraordinaria naturaleza de Sam Finkler

Howard Jacobson

Traducción de Santiago del Rey

Miscelánea. Barcelona, 2011

384 páginas. 20 euros

Libro electrónico: 9,95 euros

Finkler es un triunfador, un personaje popular; Treslove es un don nadie, y Libor un hombre al que ambos respetan por su experiencia. Treslove posee imaginación, es soñador, poca cosa y un auténtico perdedor. Finkler es "demasiado alto para soñar" y un triunfador. Poco a poco iremos sabiendo que los dos viudos, Libor y Finkler, cada uno a su modo, están afectados por la pérdida de sus esposas y, en cambio, Treslove está afectado por su incapacidad para retener a sus ligues. Poco importa que Treslove haya tenido una relación esporádica con Tyler, la difunta esposa de Finkler; él admira y envidia a Finkler, porque éste es su referencia negativa en la vida y también la imagen de lo que él no ha conseguido ser.

Jacobson, digámoslo pronto, es un humorista formidable. Lo es dentro de esa escuela inglesa que se ha hecho gloriosa en la historia de la literatura. Toda la primera parte del libro, en la que se ocupa de definir a los tres personajes, sus relaciones, sus actitudes ante la vida, sus manías y su amistad, es un ejercicio de humor de la mejor especie; un humor, además, que no resulta tronchante sino suavemente demoledor. El ingenio del autor brilla en todo momento con un resplandor uniforme y el lector sigue la historia con una sonrisa en los labios y una considerable satisfacción para su inteligencia.

Sam Finkler es el líder de una asociación autodenominada Judíos Avergonzados que se dedica a protestar por el trato que los israelíes dan a los palestinos. Treslove se solidariza con ellos y cuando conoce a Hephzibath, una mujer judía a la que identifica con la mujer que una gitana de Barcelona le auguró que sería un peligro, empieza a interesarse por el mundo judío de un modo obsesivo. De este modo, el hecho del atraco, la relación con la mujer judía (sobrina de Libor), la evolución de las vidas de sus dos amigos y el conflicto palestino-israelí lo descolocan de tal modo y es tal su interés por entender y tomar una postura -a él, que es un experto en no tomarlas- que toda su existencia entra en crisis, bien porque se entiende estupendamente con Hephzibath, bien porque Finkler se desliga de Judíos Avergonzados, bien porque no soporta la decrepitud de Libor, bien porque el problema judío lo acaba confundiendo, bien por su mala conciencia general y particular.

Y aquí es donde la novela, inteligentemente armada y desarrollada, divertida y admirable en su primera mitad, se engolfa en el problema de los judíos en Inglaterra y con ello se empequeñece, se constriñe a un asunto de importancia local y se aleja de un interés universal. Lamentablemente, porque Jacobson es, posiblemente, el más agudo humorista inglés de la actualidad.

Edición en catalán: El cas únic de Sam Finkler. Howard Jacobson. Traducción de Santiago del Rey. Proa. Barcelona, 2011. 432 páginas. 20,50 euros.

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