Pereza y M Clan, a traición
Los dos grupos actúan por sorpresa en El Sol con su banda de versiones
La esmirriada figura de Leiva desciende por las empinadas escaleras de la sala El Sol. La estética es la de la casa: sombrero, chaqueta, pantalones pitillo, brazos tatuados... Le acompaña un trancazo considerable. "He estado vomitando toda la noche", afirma con una mueca que solo puede significar "asco de día, tío". Alguien le gasta una broma: "Estás más gordo, ¿eh?". Leiva, delgadísimo, sonríe. Lleva un objeto de complicada identificación en la mano. Su nombre: pie de bombo. Es un artilugio en forma de pedal de bicicleta que sirve para golpear con el pie el bombo de la batería. ¿Batería? Sí, el mismo músico que llenó el pasado diciembre el Palacio de los Deportes, que cada vez que se acercaba al micrófono provocaba el aullido de 12.000 personas, hoy va a tocar la batería ante poco más de 300 personas. Lo de hace unos meses se llamaba Pereza; lo de hoy, Hot Legs.
Algunas adolescentes intentaron colarse en la sala
Son artistas que llenan pabellones haciendo versiones por diversión
El mismo músico que llenó el Palacio de los Deportes hoy toca la batería
"Es puro entretenimiento y que nos inviten a copas", dice Rubén
Por sorpresa, a traición, sin publicidad, por lo civil y lo rock and roll. Pereza, Carlos Tarque (líder de M Clan) y Sara Íñiguez (jefa del grupo Rubia) se sumergieron en las alcantarillas madrileñas del rock. Rubén y Leiva venían de meter a 12.000 personas en el Palacio de los Deportes; Carlos Tarque abarrotó con M Clan dos noches el club Joy Eslava. Anoche fue distinto. Camuflados como Hot Legs actuaron ante unos pocos aficionados. La alineación fue la siguiente: Rubén (guitarra), Leiva (batería), Carlos Tarque y Sara (vocalistas), Jokin Salaverría (bajo) y Josu García (guitarra).
Las versiones de cómo surgió esta banda varía dependiendo de a quién se pregunte. Rubén: "Nació aquí, en El Sol, un día que Sara presentó un libro de recetas de rockeros. Nos subimos al escenario y comenzamos a tocar". Leiva: "Fue después de ver a Black Crowes en el festival Azkena, de Vitoria. Volvimos todos en coche y ahí empezamos a hablar de montar algo". Quizá ninguno de los dos acierte, que todo se planteó en un bar, de noche. De noche, eso seguro.
¿La historia del nombre del grupo, Hot Legs? Sencilla: es el mismo que el título de una canción lujuriosa de Rod Stewart. Más adelante explicaremos algún giro porno de esta historia. Tipos nerviosos, Rubén Pozo (35 años) y José Miguel Conejo Leiva (30 años) no pueden cruzarse de brazos. El pasado diciembre advirtieron que desaparecían al menos un año. Mentira. Bueno, Pereza ha cerrado la verja, pero ellos no pueden estar sin coger las guitarras. Se foguean con estos Hot Legs, un grupo de versiones. "Es puro entretenimiento. Juntarse con los amigos, tocar y que nos inviten a unas copas. No tiene que convertirse en algo serio, no hay que quemarse. Se hace muy de vez en cuando", comenta Rubén.
El concierto, el segundo de su corta carrera, comienza con una acelerada versión de Hot legs. Pronto suena Jealous guy, de John Lennon, que desde la garganta de Tarque adquiere tonos soul. Sara lleva un colorido vestido corto ye-ye. Responde con vozarrón a las acometidas de un Tarque que viste chaleco y chaqueta. Suena Walls, de Tom Petty; Handle with care, de Traveling Wilburys. Es curioso ver a Leiva, sentado, cediendo el protagonismo, amarrado a las baquetas. "En realidad es lo que mejor se me da. Empecé tocando la batería. Es el instrumento que más domino", aseguraba antes del concierto. Sara (37 años) y Carlos (41), de maestros de ceremonias, indican que la gente se siente. Todo el público obedece. Es un juego: enseguida todos se levantan a bailar. Ella canta una desmadrada versión del clásico Route 66. Leiva se desprendió hace tiempo de su camiseta de tirantes. Luce torso desnudo. También hay protagonismo para el guitarrista Josu García, que interpreta una solvente versión de Fire, de Jimi Hendrix. No hay pretensiones. Se trata de músicos de que llenan pabellones jugando a hacer versiones, pasándoselo pipa. Remedy, de Black Crowes, irrumpe poderosa; Tumblin' dice, de los Rolling Stones (el grupo que gana: hasta tres temas cayeron), suena vacilona...
El público es básicamente treintañero. Algunas adolescentes, que se enteraron de que sus Pereza tocaban, lo intentaron. "He recibido llamadas de niñas menores de edad diciendo que me traían una carta notarial de autorización firmada por los padres para entrar. Pero está prohibido", señala Marcela San Martín, responsable de El Sol. Ahora vamos a contar algo pornográfico. En su primera actuación como Hot Legs, el pasado diciembre en el 5º aniversario del madrileño club Costello, el bando masculino estiró lascivamente el nombre del grupo: "Somos la Hot Legs and the Dirty Squirty Band". ¿Perdón? "Sí, hombre, La Banda de las Piernas Calientes y el Flujo Guarrete". Un único comentario sobre este asunto: que la única parte femenina del grupo, Sara Íñiguez, frenó el desmadre: "Me puse seria, les dije que eso era una guarrada".
La actuación termina con esa joya que es Dead flowers de, otra vez, los Stones. Tarque canta con los brazos en jarra, como Jagger. Luego regresan para interpretar un festivo I got a woman, de Ray Charles. Terminado el concierto, los músicos se van de copas a celebrarlo. Pero esa es otra historia...
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