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Reportaje:

La inmundicia en Freixeiro, al descubierto

La redada de la policía halla niños pululando entre montañas de desperdicios

Niños descalzos caminando entre ratas, heces y montañas de basura y bebés de pocos meses durmiendo junto a toneladas de desperdicios y televisores de última generación. Droga oculta en latas de refrescos y una pistola ilegal escondida en una caja con el número de serie borrado y muy probablemente relacionada con algún crimen. Con este desolador panorama se toparon el pasado viernes los agentes de la Policía Nacional que intervinieron en la Operación Escoba en el poblado naronés de Freixeiro, el primer supermercado de la droga de Galicia, epicentro de toda una organización criminal perfectamente jerarquizada y dedicada al narcotráfico desde hace generaciones con total impunidad que domina este mercado en el noroeste peninsular.

El juez instructor del caso, Alejandro Morán, envió ayer a prisión al cabecilla de la organización, A.C.C, a su madre M.C.S, junto a otras seis personas más, dos hombres y cuatro mujeres, que realizaban la venta en las casetas. Otras siete quedaron en libertad con cargos.

En la gran redada del pasado viernes fueron arrestadas 16 personas, siete hombres y nueve mujeres con edades comprendidas entre los 23 y los 63 años. Pocas horas después, la policía arrestó a otro varón y todavía no dan por cerrado el operativo, que se desarrolló entre fuertes medidas de seguridad y en el que resultaron heridos leves tres agentes. Los 17 detenidos forman parte de un mismo clan familiar que habita el poblado de Amenadás desde finales de los años setenta repartidos en una veintena de chabolas "ilegales e insalubres" levantadas en terrenos de Cáritas. Quince pasaron ayer a disposición judicial por varios delitos contra la salud pública y pertenencia a una presunta red criminal de tráfico de drogas. Tres de ellos suman otro delito más por tenencia ilícita de armas, y un cuarto está imputado por un delito contra la seguridad en el tráfico y agresión.En el registro de nueve chabolas de Freixeiro y una vivienda en San Xiao de Narón, los agentes se incautaron de 75 gramos de cocaína, 35 de heroína y 60 de hachís, que el clan ocultó en latas de Cocacola vacías. Además, localizaron una pistola de nueve milímetros sin licencia con el cargador puesto y el número de serie borrado, disimulada entre la maleza. Los investigadores sospechan que este arma sin licencia está relacionada con algún asesinato. Entre los efectos intervenidos en el poblado de Narón también se cuentan 46.970 euros en efectivo, dos coches de alta gama, cinco balanzas de precisión, una máquina de detectar billetes falsos, 43 cartuchos de munición, un puñal y varios útiles para preparar la droga, además de objetos robados.

La Operación Escoba arrancó en noviembre de 2010, tutelada por el Juzgado de Instrucción número tres de Ferrol. El grupo de estupefacientes de la comisaría ferrolana detectó "un notable incremento de la actividad delictiva y el trasiego incesante de toxicómanos" en Freixeiro a partir del desmantelamiento de Penamoa, en A Coruña. El poblado naronés se blindó como "un fortín" con un muro y patrullas alrededor del perímetro con una docena de hombres "armados con palos y vigas de acero".

Funciones divididas

Durante cinco meses, la brigada ferrolana realizó 35 incautaciones y vigiló Freixeiro hasta determinar cual era el papel de cada miembro de un clan que "dividía las funciones". Entre los detenidos está el patriarca, de 39 años, que residía fuera del poblado.

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La venta se iniciaba a las doce de la mañana, con la llegada del cabecilla. Los toxicómanos pasaban por un pasillo entre las chabolas y el muro, tras superar los filtros de los moradores, que se aseguraban de que fueran conocidos y con dinero. Las mujeres realizaban la venta en dos pequeñas casetas junto a una fogata siempre encendida para eliminar pruebas si notaban que la policía andaba cerca. Se valían de un drogadicto de confianza, también detenido, para carretar la droga, oculta en las inmediaciones del poblado. Si detectaban alguna patrulla, obligaban a los toxicómanos a consumir los estupefacientes en las casetas. La matriarca recaudaba las ganancias.

Los agentes comprobaron, además, que docenas de niños en edad escolar pululaban por el poblado. El Ayuntamiento de Narón dice que los 76 niños gitanos del municipio "están escolarizados".

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