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Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | Fase final

Una explosiva caja de sorpresas

Ardiles, la gran figura en los años ochenta, ve al Tottenham capaz de lo mejor y lo peor

El Tottenham, el rival del Madrid, es una caja de sorpresas. Un equipo explosivo capaz de recibir cuatro goles del Inter en San Siro en la media hora inicial y marcar tres en la segunda. O de volver unas semanas después a San Siro y ganar al Milan y de aguantarle después el tipo en la vuelta con una lección de juego defensivo ordenado.

Enemigo jurado del Arsenal, con el que compite por la supremacía popular en el Norte de Londres, el Tottenham fue el primer equipo inglés que se coronó en Europa: ganó la Recopa, competición que disputaban los campeones de las Copas nacionales, de 1963: 5-1 al Atlético, que defendía el título en la final de Rótterdam -después se impuso en la Copa de la UEFA en 1972 y 1984-. Pero solo ha ganado dos Ligas, la última hace ya medio siglo, en 1961, y no se anota la Copa desde 1991. Su victoria en la Copa de la Liga (Carling Cup) de 2008, en un engañoso arranque triunfal de la horrorosa etapa de Juande Ramos, no fue más que un paréntesis de gloria en un club tan acostumbrado a la derrota que ha acabado por convertir el buen juego en un objetivo casi tan preciado como la victoria.

"Cambia mucho si el punta es Crouch, alto y lento, o Defoe, chiquito y muy rápido"
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Pero los Spurs tienen dos caras, explica el argentino Osvaldo Ossie Ardiles, uno de los jugadores más venerados en White Hart Lane como protagonista que fue de los últimos años dorados, los ochenta: "El Tottenham es el doctor Jekyll y mister Hyde: a veces juega increíblemente bien y a veces muy mal. Harry Redknapp quiere que juegue el balón. En ese sentido, no es típicamente inglés: trata de jugarlo. Pero, cuando no puede, da pelotazos largos; sobre todo, con Crouch delante".

A juicio de Ardiles, ante el Madrid "será fundamental quien decida Harry que sea el delantero centro": "Cambia mucho la manera de jugar si es Crouch o, por ejemplo, Defoe porque son diferentes. Uno es alto y lento; el otro, chiquito, pero muy rápido".

El argentino está encantado de enfrentarse al Madrid: "No quería jugar contra un conjunto inglés porque es como estar en Europa, pero no estar. De los otros, obviamente, nadie quería vérselas con el Barça porque es el mejor del mundo. El que más me gustaba era el Madrid. Es formidable, con estrellas en todas sus líneas, con excelentísimos jugadores, un adversario muy peligroso. Pero el Tottenham le puede ganar. Pasan muchas cosas en unos cuartos de final. El Tottenham tiene la pequeña ventaja de que el segundo partido es en campo propio".

"En el Bernabéu", continúa, "yo encararía el partido como lo hizo el Tottenham en la ida contra el Milan. Es fundamental aguantar la presión del Madrid en los primeros 20 minutos. Creo que jugaremos con un solo delantero en punta y poblando la línea media para compensar la parte más fuerte del Madrid. Si el Madrid tiene una debilidad es quizá la defensa. El Tottenham tiene que atacarle en cuanto pueda y cuenta con jugadores para hacerlo, como Bale, que está haciendo una temporada absolutamente excepcional. Le conozco desde muy chiquito. Cada año progresa. Esa es una carta de triunfo del Tottenham. Me imagino que Ramos jugará en la derecha y Bale es muy rápido. No creo que Ramos pueda con él desde el punto de vista de la rapidez".

Ardiles destaca a otros jugadores del Tottenham: "A mí me gusta mucho Sandro, un centrocampista defensivo brasileño que lleva tres meses con nosotros: bien con la pelota, con criterio, defiende muy bien, está siempre muy bien colocado... Otro jugador que destacaría es Modric, que también lleva muy buena temporada, anda con mucha confianza y, cuando él está bien... Es el pivote del equipo, el que lo hace jugar. Es el jugador más importante del Tottenham. No digo el mejor porque Bale está a un nivel excepcional, pero Modric es el más importante para el equipo".

Una de las incógnitas suele ser el portero Gomes, capaz de lo mejor y de lo peor, como el propio Tottenham. "Eso era así hace dos años", le defiende Ardiles; "la hinchada tenía entonces muy serias dudas sobre él, pero a través de sus actuaciones se la ha ganado. Sigue siendo un jugador de esas características fluctuantes, pero mucho menos que antes. Está muchísimo más sólido en estos momentos".

Modric (a la izquierda) y Bale celebran un gol al Werder Bremen.
Modric (a la izquierda) y Bale celebran un gol al Werder Bremen.MATTHEW CHILDS (CORDON PRESS)

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