Deneuve: "no me paso la vida en un sillón Luis XV"
Catherine Deneuve presentó ayer en Madrid su última película Potiche -en castellano, mujer florero-. La actriz francesa de 67 años llegó con la clara consigna de bajarse del pedestal de diva y, como su personaje en la comedia del director francés François Ozon, mostrarse como una mujer campechana: "Es como si pensaran que me paso la vida sentada en un sillón Luis XV, tomando té".
El desliz se produjo a mitad del manifiesto cuando Deneuve se encendió un cigarrillo para sorpresa de los allí presentes. La que fuera la Marianne francesa -imagen de la República- por sondeo popular entre 1985 y 1989 apagó el pitillo a regañadientes cuando uno de los periodistas le recordó las consecuencias de la nueva ley antitabaco.
Potiche es la adaptación de la obra teatral de Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy. Cuenta la historia en tono kitsch de Suzanne Pujol (Catherine Deneuve), una ama de casa "amable, naïf que siempre busca que los demás se sientan bien", en palabras de la actriz. Su rutina se ve alterada cuando su marido (Fabrice Luchini), patrón despótico de una fábrica de paraguas en una ciudad al norte de Francia, es secuestrado durante una huelga de su personal. La excusa para que la mujer se haga con los mandos e inicie su travesía hacia la liberación. "Es una comedia, no una película de tipo social que trata sobre el feminismo", dijo la actriz. El tercero en discordia es Gérard Depardieu, que interpreta al señor Babin, alcalde de la ciudad y diputado comunista.
La segunda colaboración entre Ozon y Deneuve tras 8 mujeres se estrena el 25 de marzo. Y como en la cinta coral, la actriz se atreve de nuevo a cantar: "No tomo grandes riesgos. Busco lo inesperado, forma parte del oficio de actor, es una necesidad".
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