Broadway recupera la (mala) fe

¡Que te jodan, Dios!". Pocas cosas tan políticamente incorrectas como escuchar a un coro de actores de raza negra cantar esa frase sobre un trasfondo musical de lo más entrañable en un escenario de Broadway. Bueno, quizás sea aún más blasfemo ver al único profeta americano de la historia, el mormón Joseph Smith, sodomizar a una rana mientras un grupo de africanos, exhibiendo falsos penes gigantes, bailan y cantan alegremente sobre el mismo escenario. ¿Quién osa presentar semejantes obscenidades ante un público tan familiar como el que habitualmente acude a Broadway? Pues Matt Stone y Trey Parker, responsables de la despiadada, satírica e inteligente teleserie South Park.

Quizás ese público ya no sea tan familiar como antaño. "El género atrae a una nueva generación. Puede que gracias a American idol (el OT americano), High School Musical o Glee, pero creo que el musical, al contrario que el teatro, tiene nuevos seguidores y está en muy buena forma", sentencia Adam Feldman, de Time Out.

"Es un momento de transición extraño. El pop y el rock aún no han encontrado su sitio"

Desde finales de febrero, The Book of Mormon, de Parker y Stone, llena cada noche el teatro Eugene O'Neill de Nueva York. Su estreno oficial, el próximo 24 de marzo, es uno de los mayores acontecimientos de una temporada que hasta ahora ha tenido un único protagonista: Spider-Man. El musical del superhéroe vio cómo la semana pasada se retrasaba su estreno por quinta vez (a principios de junio); se despedía a su directora, Julie Taymor; y se solicitaban nuevos cambios musicales a Bono y The Edge, de U2. Dada la escalada de catástrofes que atestigua el musical con mayor presupuesto de la historia (65 millones de dólares) no garantizamos a nuestros lectores que no hayan sucedido nuevas tragedias tras el cierre de estas páginas.

Spider-Man se recordará por haber cosechado las peores críticas de la última década y, por contra, haber recaudado la mejor taquilla de los primeros dos meses de 2011. Eso sin ni siquiera haberse estrenado oficialmente. "El marketing todo lo puede. Hace más de un año que se hablaba de Spider-Man en las noticias. Y el superhéroe tiene muchos seguidores. Pero es realmente malo, insalvable. Por eso me extrañaría mucho que consiguiera sobrevivir a largo plazo, que es lo que realmente cuenta en la vida de un musical. Estamos en un momento de transición extraño, con música rock y pop entrando en Broadway pero sin haber encontrado exactamente su lugar", valora David Cote, el crítico estrella de Time Out, que asegura estar impaciente por ver The Book of Mormon.

Las expectativas no son peregrinas: Trey Parker se formó como músico y ya se atrevió con un musical animado, la película South Park: Más grande, más largo y sin cortes (1999), y con varios números musicales en la comedia Team America (2004). Parker y Stone han explorado (y machacado) innumerables veces el mundo de los mormones y de otras religiones, empezando en 1997 con la película Orgazmo, en la que el propio Parker hacía de mormón metido al mundo del porno y que acababa entregado a él.

"Gente como ellos puede traer a Broadway una sensibilidad moderna e irreverente, como hicieron los autores de Avenue Q (su creador, Robert López, coescribe The Book of Mormon). Además, aprecian la tradición musical clásica, así que es muy posible que pese a su incorrección se convierta en un gran éxito", defiende Adam Feldman. En 2010, el género recaudó un récord de 1.000 millones de dólares. Según él, "la última década ha visto un renacer del musical americano. En los ochenta y los noventa todo lo bueno, como Cats, llegaba de Londres. Este año, en cambio, se van a estrenar más de diez nuevas producciones con libretos y música original; una gran noticia".