"El compromiso del Barça con el balón es a sangre y fuego"

Tras firmar la mejor clasificación de la historia del Getafe en Primera el curso pasado (sexto con 58 puntos), se le acaba el contrato este verano y no ha tenido noticias de renovación. Pese a la irregular temporada de su equipo, José Miguel González Míchel (Madrid, 1963) busca un antídoto para el todopoderoso Barcelona, al que visita mañana.

Pregunta. ¿Cómo calificaría la temporada del Getafe?

Respuesta. Los jugadores se ponen metas muy altas y la ambición nos ha dispersado. Pero solo puedo defenderles, están manteniendo sus números de siempre. Sería una extravagancia pensar que todas las temporadas pueden ser como la pasada, pero el objetivo tampoco puede ser solo aspirar a salvarse, hay un término medio. De los equipos que acabaron entre los 10 primeros el año pasado, somos el que más cambios hizo en verano por necesidades deportivas y económicas. Pero eso forma parte del éxito de este equipo, no puedo ponerlo de excusa.

P. Su presidente, Ángel Torres, dice que el 60% de los entrenadores estropea los equipos, el 30% los dejan igual y solo el 10% los mejoran. A usted le sitúa en el segundo grupo.

R. Ojalá yo mismo este año o los entrenadores que vengan en un futuro dejen al equipo en un sexto puesto. Sería fantástico.

P. Sostiene que el entrenador tiene un papel secundario.

R. Se le da demasiada importancia. Todo se reduce a una regla muy simple: cuanto mejores jugadores tienes, mejor entrenador eres. Si tienes grandes jugadores todo se maneja mejor y lo que no sepas manejar te lo van a solucionar ellos. A mí también me solucionan muchas papeletas mis jugadores. El entrenador es un actor de reparto, los protagonistas son los jugadores.

P. Sin embargo, se dice del Getafe que es un equipo de autor.

R. En el Getafe el autor es el presidente. Es un loco sin un pelo de tonto. Siempre ha buscado perfiles similares de entrenador y una idea de juego. Es un equipo construido para salirse de la hegemonía que imponen Real Madrid y Atlético y la única manera de hacerlo es llamar la atención. La trayectoria en los siete años en Primera es suficiente reclamo para decir que en Madrid hay otro equipo.

P. ¿Qué siente al ver jugar al Barcelona?

R. Me siento bien como cualquier aficionado. Aportan una definición y un mensaje claro del fútbol español, del estilo que nos gusta. Es un equipo con personalidad y carácter. Jugar bien no es solo pasarse el balón sino establecer un compromiso en torno a esa idea. Un compromiso con el balón marcado a sangre y fuego. Hace dos años dije que Guardiola era un precursor del calibre de Arrigo Sacchi. Y ahí está.

P. ¿Es la perfección?

R. En el fútbol la perfección es cíclica. Siempre habrá otro entrenador que tarde o temprano gane y marque época. El mérito de Guardiola es que ha sabido sacarse de la chistera a jugadores que nadie sabía que existían... Busquets, Pedro, recuperar a Piqué y otorgarle esa jerarquía. Eso solo se hace si se sabe de lo que se está hablando.

P. ¿Tienen antídoto?

R. Seguro. Hay equipos que han puesto en dificultades al Barça. El problema para el rival es que las dificultades a veces las resuelven sin querer. Guardiola puede marcarle a Messi un punto de partida pero no le dice que se regatee a cuatro. La actuación del jugador es lo determinante. El entrenador les pedirá jugar bien, ¿pero tanto?

P. ¿Habla con Guardiola?

R. Nos mensajeamos y hablamos de vez en cuando. Pero estamos en dimensiones diferentes, es una incógnita lo que haría él en el Getafe y yo en el Barcelona.

P. ¿Cuánto puede durar la hegemonía del Barcelona?

R. No se sabe. Se puede acabar este año. El Madrid va a tener enfrentamientos directos con el Barça en la Copa, ojalá en una final española en Europa para rebatir esa hegemonía.

P. ¿Qué ambiciones tiene?

R. Más que ambiciones tengo inquietudes. Tengo una mentalidad parecida a la que tenía como jugador. No sé lo que me depara el destino, no sé mi futuro, pero quiero ser cada día mejor y quiero estar preparado, no vaya a ser que algún día aparezca ese futuro.