"Si su objetivo era mejorar la vida de los gallegos, ha fracasado"
Carlos Aymerich comenzó su discurso con una cita de Feijóo que remitía a la famosa niña de Rajoy. "Galicia es hoy un hombre en paro, una familia que no llega a fin de mes, una pareja que no puede pagar una casa...", decía el ahora presidente en febrero de 2009, en un acto electoral. La frase sirvió al portavoz del BNG para comparar la situación dos años después: 248.000 parados, 600.000 gallegos bajo el umbral de pobreza, 3.500 en proceso de ejecución hipotecaria, 275.000 en listas de espera, 43.000 dependientes en esperan de prestación... "Si mejorar la vida de los gallegos fuese realmente el objetivo de su Gobierno, es obligado concluir que ha fracasado", le reprochó Aymerich.
El portavoz nacionalista se empleó a fondo contra una Xunta que, acusó, actúa bajo el lema "España como problema, Galicia como negocio". Lo único que le quita el sueño a Feijóo "es servir a sus patronos políticos y empresariales", y no el desempleo o la pobreza. "Es usted un mal gestor, no es una persona fiable, carece de principios y escrúpulos", le espetó. En su repaso a los dos años de Gobierno, hizo hincapié en la "peculiar concepción de austeridad" de la Xunta. "En dos años incrementó el endeudamiento en 2.257 millones, mientras reducía drásticamente inversión y gasto social", le reprochó.
La crítica a la gestión de los fondos públicos la extendió a los programas de financiación pública-privada, que calificó de "privatizaciones de infraestructuras, hospitales y centros de salud", cifrados por el BNG en 1.500 millones. "Esta mañana dijo que no iba a hipotecar Gobiernos futuros. Esto es deuda, aunque no compute como déficit, y es una deuda que tendrán que pagar todos los gallegos".
El capítulo de la austeridad condujo a Aymerich a la gestión de las Diputaciones de Ourense y Pontevedra, ambas del PP. "Su partido practica allí donde gobierna una austeridad bien curiosa: alto endeudamiento, alto gasto corriente y nula inversión". Los ejemplos de Baltar y Louzán también le sirvieron para ilustrar la prometida regeneración democrática y depuración de responsabilidades de Feijóo. "Errores cometió en abundancia, pero no depuró ninguno. A no ser que su forma de depurar sea la que practicó el 24 de febrero en Ourense, cuando, preguntado por la política de personal de Baltar, contestó: 'Ahora voy para Xinzo y después para Celanova".
Pero en lo que más se extendió Aymerich fue en el gallego y en las cajas. Del idioma, vaticinó que, "como en los tiempos del franquismo", resistirá "a pesar de un Gobierno que, no por casualidad, liga la persecución de la lengua a políticas antidemocráticas y antisociales". Del sector financiero, acusó a Feijóo de pedir ayuda ahora, "después de meter el barco en las rocas", al confiar "en la improbable promesa de Rajoy de defender la caja gallega".
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