El bloqueo de la negociación laboral enzarza a Interior con los sindicatos de la Ertzaintza

Las deterioradas relaciones que Interior mantiene con los representantes de los ertzainas se recrudecen. El alejamiento entre ambas partes volvió a escenificarse ayer, tres días después de que la mayoría sindical plantara al titular del departamento, Rodolfo Ares, en el consejo de la Policía vasca, uno de los dos órganos en los que se debaten las condiciones laborales de la plantilla. A través de sendos comunicados, la consejería repasó algunos acuerdos alcanzados y se mostró abierta a mantener la negociación, pero la central mayoritaria, Erne, la acusó de incumplir "todo" lo pactado. El rifirrafe se produjo a cuatro días de la manifestación reivindicativa prevista para el martes, cuando cientos de agentes recorrerán el centro de Bilbao en demanda de un nuevo convenio.

Ayer fue Interior el que inició el cruce de declaraciones, aunque lo hizo en respuesta a las críticas sindicales sobre la supuesta pretensión de eliminar la segunda actividad en la Ertzaintza. La consejería desmintió este extremo y recalcó su voluntad de negociar las modificaciones que se recogerán en la nueva Ley de Policía del País Vasco, si bien lamentó que Erne, Esan y Sipe hayan abandonado el órgano de debate. El departamento insistió en su disposición de estudiar casos particulares, pero criticó la pretensión de las centrales de que, "a los 52 años" y hasta la jubilación a los 60, los agentes puedan abandonar definitivamente su puesto de trabajo con la totalidad de su salario.

Erne, por su parte, acusó a Interior de "mentir" al negar su pretensión de eliminar la segunda actividad por edad y criticó el incumplimiento reiterado, a su juicio, de los pactos alcanzados con la consejería desde la llegada del PSE al Gobierno. En concretó, lamentó el retraso en la entrega del vestuario laboral acordado y la merma de la nueva flota de vehículos blindados prometida. El sindicato mayoritario achacó la actitud del departamento a una pretensión de "desmovilizar" a los ertzainas ante una manifestación del martes que se antoja clave para testar el malestar de la plantilla.