Crece el malestar en Mislata por la adscripción al hospital de Manises
Los vecinos llevan hoy su protesta por la "mala atención sanitaria" ante el Consell
La degradación de los servicios del antiguo hospital Militar desde que en julio de 2008 el Ministerio de Defensa lo cediera al Gobierno autonómico y, sobre todo, la inclusión de Mislata en el área sanitaria de Manises -centro público de gestión privada- ha desatado el malestar de vecinos de esta localidad de L'Horta, que han convocado hoy una protesta frente al Palau de la Generalitat.
Para el portavoz de la coordinadora de vecinos, Julián Martínez, Mislata "tiene derecho a recibir una sanidad digna, no tercermundista". "Nuestra inclusión en el área sanitaria del hospital de Manises [antes acudían a La Fe] ha supuesto una mera transacción económica", señala. Un total de 17 organizaciones, entre las que se incluyen sindicatos y todos los partidos políticos, han firmado un pacto social por la sanidad en Mislata, aunque el PP, en el poder, ha rechazado en más de una ocasión encabezar la pancarta en la que se reclamaba expresamente "No a Manises".
17 entidades apoyan la concentración y reclaman "una sanidad digna"
El hospital de Manises presta servicios a más de 150.000 personas. Está gestionado por Ribera Salud y Sanitas. La coordinadora vecinal ha denunciado que su pretensión es "seguir lucrándose con cerca de 42 millones de euros al año solo con Mislata, a razón de los 850 euros por habitante y año, ya que en la localidad hay más de 48.000 tarjetas sanitarias". Además, critican la falta personal y que, en casos de extrema gravedad, "se lavan las manos por ser un hospital comarcal" y desvían al paciente a Valencia.
Mientras, en Mislata, el exterior del hospital Vázquez Bernabéu (antiguo hospital Militar), que depende de Manises desde mayo de 2010, anuncia la parálisis de su interior. Ocho de sus siete palmeras están devoradas por el picudo, los jardines languidecen y su monumental claustro dista mucho de la pulcritud de su época castrense. A primera vista su imagen sugiere la de un hospital enfermizo.
En el interior el diagnóstico se corrobora. Según han denunciado tanto trabajadores como sindicatos, durante tres meses han estado sin agua potable; ha habido plagas de roedores y cucarachas, y la calefacción y el aire acondicionado siguen sin funcionar hasta el punto que un paciente, cuenta un médico, "se negó a desvestirse porque la temperatura en Urgencias era de 12 grados". Tampoco funcionan el TAC, el mamógrafo, los ecógrafos, los densitómetros...
Lo que ha ocurrido, apostilla otro trabajador, es "que los médicos militares se marcharon obligados por Defensa y luego ni la Generalitat desde 2008, ni el hospital de Manises se han preocupado por mantener el hospital". Así se han ido desmantelando servicios. El laboratorio, por ejemplo, está reservado para los casos de urgencias, por lo que la mayoría de las extracciones se trasladan en taxi al hospital de Manises.
Mientras, al hospital de Manises han ido a parar cajas enteras de cirugía sin estrenar, respiradores y diverso material. Sanidad ha dado carta blanca en tanto que la gestión depende de Manises. Los trabajadores del antiguo hospital militar lamentan que nadie de la empresa privada les haya explicado el plan para el mismo. El nuevo gestor del hospital ha quitado la línea telefónica del centro, cambiado las cerraduras de los quirófanos en desuso y del almacén, y ha llenado el hospital de enfermos crónicos que no pertenecen al área sanitaria y que requieren más cuidados.
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