Garzón pide que vayan al Supremo las cintas de las escuchas de Gürtel
Sostiene que los corruptos pretendieron servirse de todos sus abogados
El juez Baltasar Garzón dio ayer un salto cualitativo con su declaración ante el instructor del Tribunal Supremo Alberto Jorge Barreiro, al sostener que los cabecillas de la trama Gürtel pretendieron utilizar a todos sus abogados para ocultar el patrimonio ilícitamente obtenido, y no sólo a los primeros abogados que les asistieron y que fueron imputados por Garzón por cooperar en la trama. Para demostrarlo, Garzón pidió que se incorporen a la causa las cintas y transcripciones de todas las escuchas, incluidas las que afectan a los abogados que se han querellado contra él para poder demostrar que en las conversaciones se producen "silencios interpretables".
Garzón compareció ayer a petición propia ante el instructor Jorge Barreiro, que instruye la querella de los cabecillas a los que encarceló por la trama Gürtel, y en la que está imputado por supuestos delitos de prevaricación y vulneración de garantías constitucionales.
En su declaración, que se prolongó durante hora y media, Garzón insistió en que las escuchas se determinaron respecto a los corruptos, no respecto a sus abogados, y dijo que eran la única forma de averiguar el paradero de los millones de euros captados por la red que el cabecilla de la trama, Francisco Correa, ha situado fuera de España.
Sin embargo, añadió que del tenor de las conversaciones se desprende que los cabecillas de la trama no sólo se sirvieron de sus primeros abogados, a los que imputó Garzón, sino que intentaron servirse de los que contaron después, entre los que están los actuales querellantes. Garzón alegó que con la audición de las conversaciones se podría demostrar que él preservó el derecho de defensa de estos abogados.
El fiscal no se opuso a traer al Supremo las cintas del caso Gürtel que están en el Tribunal Superior de Madrid, y los abogados Ignacio Peláez y Pablo Rodríguez Mourullo tampoco. Sin embargo, el letrado de Correa, José Antonio Choclán, se opuso encendidamente alegando que escuchas fueron declaradas nulas por el mismo TSJM y no pueden ser utilizadas en el Supremo. Garzón replicó que la nulidad de esas cintas despliega efectos respecto al caso Gürtel, pero no respecto a un procedimiento en que el que constituyen una pieza esencial de su defensa frente a una petición de 20 años de inhabilitación.
El rifirrafe con Choclán quedó pendiente de una decisión del juez Jorge Barreiro sobre la incorporación de las cintas. El propio Barreiro señaló después que, para él, ya no queda nada que hacer en la instrucción, lo que parece traducirse porque, una vez que se resuelvan los recursos pendientes, dictará auto de apertura de juicio oral contra Garzón por las escuchas. Cuando los letrados de la acusación pretendieron interrogar a Garzón, el juez del Supremo lo denegó.
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