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Columna
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Bankia, esa especie de ectoplasma

El próximo jueves Bancaja celebrará una asamblea general, cuyo orden del día tiene las mismas partes que una misa de réquiem. La ceremonia la oficiará, con su cachaza de obispo, José Luis Olivas, exregente de la Generalitat Valenciana entre el reinado de Eduardo Zaplana y el de Francisco Camps. Mientras, el sumo sacerdote, el sinuoso cardenal de las finanzas Rodrigo Rato y Figaredo, permanecerá en un discreto segundo plano. Uno de los puntos álgidos de tan solemne celebración será el Kyrie eleison (Señor ten piedad), pues no en vano el coro aprobará, entre otros asuntos, la segregación del negocio bancario de la entidad a favor del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), resultante de la fusión con Caja Madrid y otras cinco cajas y que operará con el nombre comercial de Bankia.

El otro momento cumbre que interpretará el orfeón será el terrible Dies Irae, en el que se describe el día del juicio, con la última trompeta llamando a los muertos ante el trono divino, justo cuando la asamblea apruebe el presupuesto para este año de la obra benéfico-social, un tijeretazo en toda regla.

Y es que la ceremonia, más que un esquilado del cordero de la obra social (Agnus Dei), promete ser un esquilmado en toda regla. Un 64% respecto al año anterior (pasará de 60 a 21,5 millones de euros) y un 74% respecto a 2007. La feligresía entonará entonces ese pasaje sublime del Dies Irae: Ingemisco, tamquam reus,/ culpa rubet vultus meus,/ supplicanti parce Deus (Grito, como un reo;/ la culpa enrojece mi rostro. /Perdona, señor, a este suplicante). Pero el oficiante Olivas, y no digamos el sumo sacerdote Rato, se quedarán tan felices, con sus imponentes estipendios, beatíficamente sonrientes como les hemos visto, repartiendo bendiciones, mientras presentaban el nuevo engendro bancario: Bankia.

En el principio era el verbo. Dicen que Bankia comparte el nombre con un extraño molusco. Se trata de un ser ectoplasmático, literalmente fuera de formación, biológicamente la capa externa del citoplasma de las células. La familia era la célula de la sociedad en el imaginario de las cajas de ahorro, la cartilla, pero ahora la familia y las empresas familiares, les importa un pedazo de ectoplasma. Un término que en parapsicología significa el cuerpo inmaterial del médium cuando está en trance, la esencia del negocio bancario como hemos visto con la crisis.

Bancaja ha dejado que le quiten la marca y con ella la identidad. Para mayor cachondeo los directivos de Bancaixa y los anticatalanistas del PP se han callado como muertos cuando La Caixa ha anunciado la creación de CaixaBank . ¿Permitiría la Coca-Cola que surgiera una marca con el nombre Cola-Coca?

En resumen, una gran estafa social.

PS. Encima, Inklude, un estudio de jóvenes diseñadores discípulos del gran Paco Bascuñán que ha trabajado para Bancaja, ha cuestionado la originalidad de la marca Bankia (http://www.inklude.com/bankia-inklude-casualidades-de-la-vida )

http://twitter.com/manuelperis

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