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Reportaje:Dinero & inversiones

Ahorradores, vuestro país os necesita

Los expertos piden un marco que fomente que las familias financien la economía

David Fernández

"No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país". Esta es una de las frases más famosas del expresidente de EE UU John F. Kennedy, y su recuerdo sobrevoló el salón de los pasos perdidos de la Bolsa de Madrid durante la presentación del estudio Ahorro familiar en España el pasado martes. El problema es que tras el acto no quedaba muy claro qué pueden hacer las familias para echar una mano a la renqueante economía nacional: si seguir ahorrando y servir de fuente de financiación alternativa a los prestamistas externos o empezar a gastar esos ahorros, reactivando así la demanda interna. Domingo García Coto, coordinador del trabajo publicado por la Fundación de Estudios Financieros (FEF), parecía inclinarse más por la primera alternativa. En cambio, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, hizo un llamamiento al consumo como catalizador económico en su discurso de clausura del acto.

La actitud de las entidades en la venta de productos es muy mejorable

Hasta el estallido de la crisis financiera, España fue el país con la tasa de ahorro familiar más baja de los países de la zona euro. En concreto, ese nivel llegó a reducirse hasta el 10,7% de la renta bruta disponible en 2007, entre cuatro y seis puntos porcentuales por debajo de los datos de Alemania, Francia o Italia. Esta situación dio un vuelco con el contagio a la economía real de los problemas financieros. La tasa de ahorro llegó a alcanzar el 18,1% en 2009, situándose entre las más altas de los países de la eurozona, para moderarse hasta cotas próximas al 15% en 2010.

"Se presenta una oportunidad única para construir un nuevo marco que oriente el comportamiento de las familias con respecto al ahorro", según Juan Carlos Ureta, presidente de la FEF. "El ahorro interno debe contribuir en mayor medida a la financiación de la economía y, en este sentido, las familias van a recuperar su posición como principal suministrador de fondos", añade. El estudio intenta abrir un debate acerca de cómo transformar ese aumento del ahorro de algo coyuntura (producto del miedo a la crisis) en una tendencia estructural.

"Lo que se necesita es un cambio de mentalidad desde un país de endeudados a un país de ahorradores", sostiene el economista Edward Hugh, autor de uno de los capítulos del estudio. Ahora bien, desde la FEF reconocen que para que los ahorradores se conviertan en una pieza importante en la financiación de la economía, reduciendo así la elevada deuda exterior, hay que configurar un entorno atractivo para el ahorro familiar. En este sentido, los expertos se muestran muy críticos con la comercialización de productos financieros por parte de bancos y cajas y piden un cambio de mentalidad y de prácticas.

"Nadie pretende ya que los operadores financieros sean adivinos del futuro, pero sí es obligado que expliquen bien a sus clientes los productos en los que se va a invertir, sobre todo en productos comercializados de forma masiva, en los que bajo la envoltura de productos aparentemente sencillos se esconden riesgos", demanda Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4.

El peso de la banca en la distribución de productos y servicios de ahorro en España está cerca de un 95% frente al del asesoramiento independiente y las aseguradoras. Es un peso altísimo si se compara con países como EE UU, Suiza o Reino Unido, donde el asesoramiento independiente en la distribución está entre 50% y 75%; pero también frente a países con patrones de distribución bancaria más similares al español, como el francés o el alemán.

En este contexto, los expertos sugieren una revisión del modelo de comercialización de productos financieros. "La bancarización del ahorro ha sometido a este a los designios del intermediario, no del usuario", indica Salvador Mas, presidente de Open Finance. "Arrancar el proceso de distribución financiera desde el producto y no hacerlo desde el cliente es el mayor vicio para el ahorro familiar en España, muy superior al hecho de que los productos hayan sido mejores o peores durante la crisis, que es un problema secundario", remata Mas.

Relacionado con este aspecto, el mercado del ahorro debe dejar de estar orientado al producto para centrarse en el cliente y erradicar los conflictos de interés. "Resulta preciso que las demandas del cliente y necesidades concretas en función de su ciclo vital y circunstancias personales se conviertan en la piedra angular en torno a la que se edifique la relación entre los intermediarios y las familias (...). Se trata, por ejemplo, de evitar que una entidad coloque a un cliente un producto que no se adapta a su perfil, pero que conviene a ese intermediario por las comisiones o ingresos que genera", reflexionan en el estudio.

Otro de los retos es lograr un ahorro más diversificado. El 80% de la cartera total de los hogares está en inversiones inmobiliarias; por cada euro que las familias poseen en activos financieros, tienen 3,30 euros en activos no financieros. El pinchazo de la burbuja puso fin a la creencia irracional de que los precios de las casas no bajarían. El espacio que dejará la vivienda como activo en el que invertir será aprovechado, según la FEF, por los activos financieros tradicionales (depósitos, acciones, renta fija y fondos) para expandirse. "Su hora, por tanto, ha llegado", concluyen. Quizá a Campa también le hubiera gustado oír que es la hora de los frigoríficos, las televisiones, los coches... -

Críticas fiscales

Una de las conclusiones del trabajo de la Fundación de Estudios Financieros (FEF) es que la política fiscal debe ser un aliado, no un obstáculo para el ahorro de las familias. "La fiscalidad puede influir tanto en el nivel global de ahorro de una economía como en la composición de las carteras privadas, primando la inversión en ciertos activos frente a otros", reconoce Luis Briones, socio de Baker & Mackenzie.

Las necesidades actuales requieren, según la FEF, un viraje en la estrategia fiscal, consistente en adoptar decisiones que no penalicen el ahorro. "Hace falta, por tanto, una actitud decidida y valiente de las autoridades para acometer este cambio, cuyas consecuencias revertirán la tendencia de las últimas décadas y subsanarían la desventaja en la que ha estado el ahorro con respecto al consumo", advierten estos expertos.

Briones, autor del capítulo referido a fiscalidad, cree que sería aconsejable revisar las figuras impositivas de los productos de ahorro para lograr un trato menos discriminatorio y más neutral. Otro asunto que se debería explorar en este terreno consistiría en ampliar hacia otros activos y segmentos del mercado financiero la ausencia de un peaje fiscal a la hora de realizar traspasos entre los productos, tal y como ya ocurre con los fondos de inversión. -

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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