_
_
_
_
PUNTO DE OBSERVACIÓN | OPINIÓN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Libros que hay que leer

Soledad Gallego-Díaz

La mayoría de las revistas literarias del mundo lleva meses prestando atención preferente no a las últimas novedades en novela o poesía, sino a los cada vez más numerosos libros de expertos en el mundo financiero que han entrado de lleno en el relato de lo que significa la actual crisis mundial, sus perspectivas, causas y efectos. Son lecturas apasionantes que nadie debería perderse porque suelen ser libros estupendamente escritos, accesibles a lectores no especializados, que abren perspectivas nuevas y proporcionan informaciones que le dejan a uno boquiabierto y, en muchas ocasiones, furioso. Algunos han sido ya traducidos y otros deberían serlo para ayudar a los ciudadanos a comprender cuál es la situación y qué puede estar pasando.

Los expertos en el mundo financiero auguran que en el futuro habrá una nueva crisis, aún más fuerte y por idénticos motivos

En el número de febrero de la Boston Review of Books se incluye, por ejemplo, bajo el título "El próximo colapso", la reseña de cuatro de esos libros extraordinarios (http://www.bostonreview.net/BR36.1/kirshner.php), el último de los cuales es 13 bankers: the Wall Street Takeover and the next financial meltdown, de Simon Jonhson y James Kwak, que se podría leer como un verdadero "Yo acuso".

Los cuatro libros difieren en muchas cosas, pero coinciden, como dice el título de la reseña, en otras tantas. Por ejemplo, en que la desregulación del mundo financiero lleva inexorablemente a crisis como las padecidas; que el sector financiero ha llegado a ser demasiado grande y, como sucedió con la Standard Oil Company (que fue troceada por el presidente Teddy Roosevelt), implica un riesgo excesivo para el conjunto de la economía; que la culpa no es tanto de los banqueros como de los políticos que lo han permitido, y que la razón por la que todo esto ha ocurrido es que los responsables políticos de la economía (que deberían haber puesto los límites en interés de los ciudadanos) han procedido en demasiadas ocasiones del propio mundo financiero, la llamada puerta giratoria. Anótese que los bancos norteamericanos se gastaron, en plena crisis, más de 344 millones de dólares en hacer lobby cuando el Congreso de Estados Unidos estudiaba la reforma financiera. La coincidencia más interesante llega con las conclusiones: si nadie le pone remedio, no hay duda de que habrá una nueva crisis, más fuerte aún, y por los mismos motivos.

Después de leídos estos, y otros, libros, la furia suele entrar cuando se echa una ojeada a las páginas web del día. Esta semana, por ejemplo, Financial Times hizo público el borrador del "pacto de competitividad" que planean el actual presidente de la Comisión Europea y los responsables de Alemania y Francia. Resumido en Euobserver.com por Jan Goyudriaan, presidente de la Unión Europea de Sindicatos de Servicios Públicos, se trata de bajar los sueldos; reducir los servicios públicos; cambios constitucionales para impedir que los Gobiernos se endeuden en demasía, cambiar los impuestos de manera que afecten más al consumo, vincular edad de jubilación a las expectativas de vida y armonizar los impuestos corporativos.

En ningún lado se habla, por supuesto, de la famosa tradición europea de diálogo social y de acuerdos en las relaciones industriales. Parece más bien que esa tradición se ha convertido en una de las primeras víctimas de esta guerra (junto con la verdad, como se decía en el siglo XX). El dichoso pacto ha sonado tan mal que algunos europeístas tan poco sospechosos de ingenuidad, como los expresidentes de la Comisión Jacques Delors y Romano Prodi y el ex primer ministro belga Guy Verhofstad (liberal), han firmado un texto asegurando que Europa no necesita "un pacto", sino "una reforma". Un plan que, por supuesto, incluya la ya inevitable reforma de las pensiones o los acuerdos sobre salarios, pero también inversión en investigación, transportes, telecomunicaciones e infraestructura energética. Un plan con objetivos y acuerdos de gobernanza económica, un plan de acción para el crecimiento "basado en un alto grado de consenso". ¿Suena tan raro o imposible?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_