Una medalla innecesaria
Nuria Fernández, repescada a última hora pese a su implicación en la Operación Galgo contra el dopaje, consigue la plata en los 1.500 metros, el primer podio español en París
Alain Mimoun, que guarda como mejor recuerdo de su carrera el abrazo que recibió de Emil Zatopek, el mito al que por fin había derrotado en la maratón de los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, recibió ayer, con 90 años recién cumplidos, el abrazo emocionado de Nuria Fernández desde el segundo peldaño del podio de los Campeonatos de Europa en pista cubierta. Fue un abrazo seguramente innecesario, engorroso, tan innecesario, al menos, como la medalla de plata que colgaba del cuello de la atleta de Torrejón, recibida de manos de José Luis de Carlos, vicepresidente de la federación europea y secretario general de la española, quien con ese acto legitimaba, daba valor especial, a la decisión de invitarla a última hora a competir en París. Esto es el atletismo español, del que estamos orgullosos, vino a decir con ese gesto De Carlos, para disgusto de cuantos atletas, técnicos y aficionados no quieren reconocerse en el ejemplo de la fogosa mediofondista, que alcanzó su máximo nivel cuando empezó a ser entrenada por Manuel Pascua, imputado en la Operación Galgo contra el dopaje.
"Para mí, como si fuera una extranjera", dice Macías, quinta, de la subcampeona
"No tengo problemas con nadie. Son ellos los que van a por mí", responde la medallista
Fue la de Nuria, de 34 años, una medalla innecesaria y única, la única ayer del equipo español. La única también en dos días de competición para un conjunto muy numeroso que ha visto cómo algunas de sus mejores esperanzas, como Jesús España, el subcampeón de Barcelona, no llegaban al podio (terminó quinto en los 3.000 metros, una carrera en la que estuvo fuera de juego desde el principio por miedo a los codazos y las zancadillas y en la que, cuando quiso reaccionar y remontar en un pelotón estiradísimo, como si lo llevara tensado con una cuerda el maestro Mo Farah, que cada día se parece más a Lagat, no encontró ni tiempo ni espacio) o quedaban más lejos de lo esperado, como Luis Felipe Méliz, sexto con 7,90 metros en una longitud tan pobre que el ganador, el alemán Sebastian Bayer, el del 8,71 en Turín 2009, se quedó en 8,16 y danés Morten Jensen, el bronce, en 8,00. Y hasta el excéntrico Teddy Tamgho se quedó rozando la medalla con 7,98 metros.
Fue la de Nuria una medalla innecesaria en una final de escaso nivel -muy lenta (4m 14,04s fue el tiempo de la española) y resuelta en los últimos metros con un sprint duro de la rusa Arzhakova y un buen cambio de Fernández para superar a la otra rusa, Martynova- que no añade ni marca -hace dos años, corrió en 4m 1,77s, la undécima mejor de todos los tiempos bajo techo- ni prestigio a la atleta, campeona de Europa al aire libre en 2010, ni tampoco al atletismo español -ya sumaba 94 medallas en los Europeos en pista cubierta- y sí dolor y división. Ambigüedad en el mensaje que se quiere enviar y un refuerzo moral a la madrileña, que declaró: "No sabéis el valor que tiene para mí esta medalla".
Isabel Macías, la aragonesa debutante, terminó quinta en la final y llorando. No de dolor, sino de rabia, pues había llegado a acariciar una medalla -"a falta de dos vueltas, estaba segura de que la conseguiría", dijo, "porque la carrera, tan lenta, estaba siendo perfecta para mí; me da rabia porque se me había puesto en bandeja la medalla"- y se quedó de invitada de palo, admirando en la distancia el final de Nuria. "Lo que ha hecho es para quitarse el sombrero. Me sorprende que tenga ese cambio tan fuerte habiendo corrido y preparado solo fondo, cross. Aprovecho para felicitarla desde aquí", dijo a los periodistas en la zona mixta la de Zaragoza, "ya que en la pista no ha aceptado mi felicitación, me ha vuelto la cara. Me lo hizo después de la semifinal y nadie se ríe de mí dos veces. Y, encima, va diciendo por ahí que hay algunos que no la hablamos. Para mí, como si fuera una extranjera".
Macías, pareja del ochocentista sevillano Luis Alberto Marco, forma parte del grupo de atletas que han visto en la Operación Galgo, en el conocimiento a través de los hallazgos de la Guardia Civil de las prácticas dopantes del grupo de Pascua, la oportunidad para regenerar el atletismo español. Lo hicieron público en un comunicado al que se adhirieron más de 60 y mostraron su determinación vetando a Nuria en la Gala Anual del atletismo.
Con el ramo y la medalla arropándola y feliz por "lo precioso e inesperado" que había sido todo, la subcampeona, Nuria, respondió a la aragonesa. "No me he dado cuenta si le he vuelto la cara", dijo; "yo, si me hablan, hablo. Si no, me quedo discreta. Yo no tengo problemas con nadie. Son ellos los que han ido a por mí".
OTRAS FINALES: Hombres: 400m: 1. L. Djhone (Fra.), 45,54s. Altura: 1. I. Ujov (Rus.), 2,38m. Pértiga: 1. R. Lavillenie (Fra.), 6,03m. Mujeres: 400m: 1. D. Rosolova (R. Che.), 51,73s. Peso: 1. A. Avdeyeva (Rus.), 18,7m. Triple salto: 1. S. La Mantia (Ita.), 14,6m.
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