Volver a las andadas

Llevo leídos un montón de artículos desde que la Generalitat Valenciana tuvo la infausta ocurrencia de cortar la señal de TV3. Nunca había sentido tan de cerca la exasperación de personas -en absoluto radicales y que me merecen todo respeto- que han dicho cosas muy duras sobre este disparate. Miren, yo no soy valencianohablante nativo y no puedo ponerme en su lugar, así que déjenme enfocar este asunto en términos de rédito político para el partido gobernante en la Comunidad Valenciana a ver si, por lo menos, ya que no por la ética, logro entenderlo con la razón. Todos sabemos que Zapatero está tocado y lo más probable es que pronto haya un cambio de gobierno en España. Es obvio que el PSOE intentará echarle en cara al PP sus casos de corrupción, pero no creo que ello tenga mucha incidencia en la decisión de unos votantes que también conocen el EREgate andaluz y otras lindezas. Tampoco creo que el PP vaya a perder un solo voto entre los televidentes valencianos, pues como es sabido los espectadores de TV3 no son entusiastas de sus siglas.

Pelillos a la mar, ¿no? Pues no. Desde que se aprobó la Constitución, el PP ha gobernado ocho años, el PSOE, el triple. Supongo que los estrategas de Génova se habrán preguntado por qué y habrán llegado a la conclusión de que el tufillo neofranquista y carca no les favorece. Conservador viene de conservar y, si algún bien cultural hay que preservar, este es la diversidad lingüística. Que un partido de derecha gobierne en España no es malo, la democracia exige alternancia, pero que lo haga restringiendo las libertades más elementales -y menos ahora- me parece un suicidio político. Como a nadie se le escapa, Aznar se hundió por su militarismo imperialista. ¿Qué quieren, iniciar una nueva etapa con fecha de caducidad garantizada porque ya están haciendo tonterías en un tema tan sensible para la cuestión territorial, una de las que han prometido arreglar cuando gobiernen? Ya sé que, según ha dicho el señor Rus con esa finezza que le caracteriza, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. Pero me parece que una cosa es confirmar la candidatura de Camps y otra dejar que los ciudadanos atribuyan estas actitudes intolerantes y antiespañolas (sí, han leído bien) del PPCV al partido conservador en su conjunto, un partido que se esfuerza en presentar un perfil moderado desde la dirección nacional. No tengo por qué dudar de sus palabras, pero las intenciones se demuestran con hechos. Hubo una época, cuando el manifiesto de Ares del Maestre, en la que pareció que las cosas podían ser diferentes. Ahora vemos que no, que vuelven a las andadas. Y uno siente que no ganan nada con ello y que pueden perder mucho. Porque el objetivo no es arrasar en Valencia, el objetivo es ganar convenciendo en España. ¿O me equivoco?