El 'arquer' vuelve a Tírig

Hace más de 80 años fue arrancado de su casa, la cueva en la que había habitado alrededor de 5.000 años. Ayer volvió a su entorno. El arquer, una figura de unos 20 centímetros datada entre 4.000 y el 2.000 a. C., ha sido cedido por el Museo Comarcal de Cervera (Lleida), propietario de la pieza, al Museo de la Valltorta (Tírig) para que sea expuesta en su lugar de origen.

Ayer, el trozo de roca que soporta esta pintura fue recibido con honores en el pequeño municipio de L'Alt Maestrat, donde todos conocían el dibujo pero prácticamente nadie había visto el original, que forma parte, como todo el arte rupestre levantino, del Patrimonio Mundial de la Humanidad. La imagen del arquer se encuentra en la entrada al pueblo, en cada una de las placas con la denominación de las calles, está reproducido en un sinfín de soportes. Pero desde hace más de 80 años y hasta ahora, el auténtico estaba a 300 kilómetros.

La figura fue desgajada de una escena de caza rupestre

La cesión es por cinco años, aunque puede prorrogarse

La figura formaba parte de una escena más amplia, con al menos otras dos figuras similares y algunos cápridos enfrentados. Es una silueta masculina, con los brazos separados del cuerpo. En el derecho lleva un haz de flechas, mientras que con el izquierdo sujeta un arco. El arquer desapareció de la Cova dels Cavalls de Tírig a finales de los años veinte, según la directora del Museo de Cervera, Carme Bergés. "Lo debió arrancar alguien que sabía de la importancia de la obra porque no lo rompió", señala.

Pocos años después, la pintura llegó a manos de Agustí Duran i Sanpere, un arqueólogo e historiador que donó la pieza del guerrero al museo de Cervera. Allí ha permanecido desde principios de los años treinta.

Muchos han sido los intentos del Ayuntamiento Tírig por traer de vuelta al arquero. Sin embargo, hasta los noventa, la Valltorta no contaba con un museo que garantizase las condiciones de conservación que exige una pintura del neolítico. Desde entonces, las negociaciones no han cesado y, en 2008, coincidiendo con el décimo aniversario de la declaración como patrimonio mundial, se intensificaron, hasta ayer, en que el pueblo celebró la vuelta del guerrero. "Benvingut a casa", podía leerse en un mural infantil colocado en la casa de la cultura, por la que pasó la pieza antes de ocupar la vitrina del museo. Las caras de sorpresa por la visión de algo tan propio pero nunca visto se sucedieron entre los escolares y vecinos que, en cola, aguardaron para ver el arquer de cerca. "Se ve que es patrimonio suyo y esta es la mejor reacción", aseguró Bergés.

La cesión, en principio por cinco años pero prorrogable, ha sido fruto de una intensa negociación entre los Gobiernos valenciano y catalán y el museo de Cervera. "Se ha conseguido", afirmó la consejera de Cultura, Trini Miró. "Ya lo tenemos aquí", proclamó el alcalde de Tírig, Juan José Carreras.