Luís Caruncho, pasión geométrica

Pertenece Luís Caruncho a la corriente pictórica denominada "constructivismo" que tuvo importantes seguidores entre nosotros, como José María de Labra. Una singular pasión por la geometría define esta actitud que subraya las estructuras y vectores de fuerza que configuran la realidad como ensamblaje de líneas, sutil entramado de planos y espacios. Un mundo de simetrías y relieves, de juegos de equilibrio que nos muestran la urdimbre secreta, la osamenta de la realidad. Una voluntad constructiva que históricamente tuvo la inflexión más decisiva en las coordenadas revolucionarias de los artistas rusos. Quedó una huella prolongada, una larga estela de herederos que se expresan a través de una visualidad de carácter dinámico, que aparece registrada con los recursos propios de la llamada opción analítica del arte moderno.

Razón y emoción buscan un punto de equilibrio en sus cuadros. Composiciones vinculadas a la gramática visual desplegada por el cubismo. Indagó siempre en las distintas etapas a la búsqueda de "la emoción que corrige la regla" o, al revés, "la regla que corrige la emoción" (aquella máxima reversible de Braque y Gris de la que gustaba nuestro Luís Seoane). De esa manera, el impulso artístico de expresión y el rigor geométrico celebran una fértil alianza, convocando la magia de las tres dimensiones en la superficie de la obra.

Al trazar un perfil de Luís Caruncho aparece en lugar muy destacado el aspecto humano. Su generosidad para divulgar la obra de otros artistas. La cordialidad y el sosiego creador. Su sereno compromiso con la aventura del arte como ámbito de humanidad. Ocupó cargos de responsabilidad dentro de la animación y gestión cultural. Con muestras colectivas como Visión celta o las antológicas dedicadas a Laxeiro o Reimundo Patiño en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid, donde durante muchos años coordinó las actividades artísticas. Más tarde en A Coruña fue decisivo promotor de las Bienales de Fenosa y de la creación del Macuf.

Una inquietud y afán de conocimiento que se percibe a lo largo de una trayectoria donde recordamos también el esfuerzo desarrollado a través de la Galería Giannini en A Coruña, hace años, en colaboración con el poeta y crítico de arte Miguel González Garcés y otras personas. En tiempos de escasez y limitaciones siempre luchó por el reconocimiento de las manifestaciones artísticas. Con la publicación de libros de arte y catálogos que contribuyeron a mejorar la escena cultural. También con una especial atención al universo poético. Reivindicando lúcidamente a poetas como Luis Pimentel.

El misterio del espacio. El enigma central en torno a la representación y construcción del espacio es el eje privilegiado o leitmotiv recurrente de sus indagaciones. El espacio entendido casi como una criatura viva, como un ser inaprensible (dúctil y huidizo). Misterio dinámico que adquiere una metamorfosis de fisonomías y presencias. Cada obra es un conjunto de sugerencias en un continuum visual que nos habla del espacio fluido, tan próximo a las premisas de la arquitectura moderna. Geometría habitada. La pintura entendida como un hábitat de la mirada: construido a partir de la expresividad de la sintaxis geométrica (como vocabulario simbólico del ser humano).