El plan de supervivencia reaviva las peleas localistas en la caja
Novacaixagalicia intenta despejar su futuro entre tensiones por el liderazgo
El día que se celebró el primer consejo de administración de la caja fusionada alguien le preguntó al director, José Luis Pego, si tenía miedo a lo que vendría después. "Si lo tuviese, ¿de qué me serviría?", contestó. Han pasado dos meses desde aquello. Lo que nació siendo un proyecto difícil de coagular pero con cierto futuro se ha transformado en un via crucis hacia no se sabe dónde. Novacaixagalicia (NCG) va a pagar un enorme peaje por la decisión del Gobierno de privatizar las entidades que controlaban hasta ahora la mitad del negocio financiero de España y no puede hacer nada por evitarlo. Aunque sus propios errores también le están pasando factura.
Las peleas en la cúpula son evidentes y se han agravado desde que la ministra de Economía, Elena Salgado, anunció las nuevas exigencias de capital. Trascendieron el 16 de febrero, día en que la patronal de cajas reunió en Madrid a su asamblea para debatir el nuevo escenario financiero. Apenas 24 horas antes, el copresidente de NCG, Julio Fernández Gayoso, había confirmado a un grupo de periodistas en Vigo que al día siguiente tenía una cita importante a la que acudiría con Pego. Ninguno de los dos se presentó en la CECA y Mauro Varela, el otro copresidente -que sí acudió-, aprovechó la ocasión para hacer una encendida defensa de la naturaleza de las cajas de ahorro, que, por cierto, fue acogida con bastante frialdad por los presentes. Esa misma tarde, también en Madrid, Gayoso y Pego negociaban un posible pacto con el Banco Marenostrum, producto de la integración de las cajas Sa Nostra, Murcia, Granada y Penedés.
El día en que se reunió la CECA, Gayoso negociaba con Marenostrum
La caja necesita captar unos 1.300 millones en un momento difícil
La tentativa de motu propio, que al parecer no cuajó, además de irritar a los consejeros procedentes de Caixa Galicia puso una vez más de manifiesto el papel ejecutivo que sigue teniendo Gayoso. Su influencia sobre el director, dicen fuentes internas, no deja a Pego ejercer plenamente su papel y lo relega a un segundo plano. "No tiene carácter para hacerle frente, nunca lo ha tenido", asegura un miembro del consejo. Apoyado por el Banco de España (BE), respaldado por Feijóo y aceptado por Caixa Galicia, hasta hace poco se proyectaba como el hombre de consenso al que nadie se atrevía a criticar.
En esa jerarquía, el director adjunto, Javier Gacía de Pareces, procedente de Caixa Galicia, se encontraría en tercer lugar luchando por hacerse el hueco que el pacto de fusión le asignó. Fruto de esa pelea, la semana pasada corrió el rumor, -rápidamente desmentido por el gabinete de comunicación-, de que De Paredes pensaba dimitir.
"Era de esperar. Ambas cajas fueron rivales. El enfrentamiento larvado durante años sigue existiendo después de la fusión porque, entre otras cosas, unos quieren sentirse ganadores y hacer que la otra parte se sienta perdedora", dice un parlamentario que ha seguido de cerca el proceso. Los verdes (de Caixanova) están en el punto de mira de los azules (de Caixa Galicia), que recuerdan como un gran gesto que José Luis Méndez, exdirector de la caja de A Coruña, se retirase, aunque realmente lo hiciera obligado por el Banco de España en una operación que nadie ha explicado en profundidad. "Un proyecto como este no puede depender de figuras del pasado", dicen desde A Coruña. Coinciden con lo que Fernando Blanco, diputado del BNG, aseguró el 28 de diciembre de 2009 cuando se aprobó la Lei de Caixas. "Los anteriores directivos hacían lo que les daba la gana. Por eso se tienen que ir", afirmó para justificar la presencia de miembros designados por el Parlamento en los órganos de administración.
En medio de la pelea, el veterano financiero que lleva las riendas de la caja muestra a sus colaboradores cercanos que se siente traicionado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el gobernador del BE, y por extensión por el Partido Socialista. "Hoy seguro que no se haría la foto [la que le retrató en el primer acto público después de la fusión] con Abel Caballero", asegura un sindicalista. La estrategia de Novacaixagalicia tiene ahora más coincidencias con los planteamientos del PP. Prueba de ello es que la conselleira de Facenda, Marta Fernández Currás, reconoció el miércoles en el Parlamento que la petición de 600 millones del fondo de rescate que NCG realizó deprisa y corriendo el viernes para intentar sortear la nueva -y exigente- legislación, se realizó a sugerencia del PP.
En el mar de incertidumbres que rodea a la caja tampoco ayuda que escamotee el dato de su nivel de capital. Fuentes financieras señalan que está unas décimas por encima del 5% gracias, en parte, a que con la fusión se inyectó dinero público procedente del fondo de rescate. Alcanzar el 8% significa, por tanto, que la caja necesita captar unos 1.300 millones de euros tras haber dedicado 2.200 a provisiones. Quiere lograrlo con un plan creíble que no le obligue a perder el control, por eso ha iniciado los trámites para crear un banco, algo que otras cajas hicieron hace meses.
La opción "menos mala", como la califica el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, pasa porque NCG vuelque en ese banco -su nombre se desconoce- su negocio y venta a inversores, mayoristas o minoristas, españoles o extranjeros, un máximo del 49%. No será fácil. Pero peor lo tendrá si continúan las fricciones internas y las luchas de poder. Una entidad con casi la mitad del mercado gallego no deja de ser un bocado muy apetecible para cualquier inversor. Descartada una operación con el Banco Pastor por inviable, pese a los deseos de una parte del empresariado de A Coruña, NCG está lejos de cerrar su futuro. "Mírenme la cara, tengo que ser optimista", dijo hace dos días Gayoso a los periodistas. "Y lo soy", añadió sin gran entusiasmo.
Manuel Añón pone en aprietos a NCG
El empresario Manuel Añón es una piedra en el zapato de Novacaixagalicia. A finales de 2007 firmó con José Luis Méndez Pascual, consejero delegado de la corporación industrial e hijo del exdirector, la compra del 5,5% de CXG por 100 millones.
La sociedad aglutina un centenar de participaciones de Caixa Galicia en otras empresas. Para proteger su dinero, firmó con Méndez un pacto parasocial que le da muchos más derechos que los derivados de su paquete minoritario. Una especie de acción de oro que le permitiría vetar determinadas decisiones y le garantiza la recompra de las acciones en un plazo de cinco años sin perder el valor de la inversión.
En 2010, Añón comenzó a negociar su salida de CXG, cuyos activos se valoraban antes de la crisis en unos 2.200 millones de euros y ahora no pasan de los 1.500 millones. Tras la fusión, la dirección de Novacaixagalicia ha encontrado problemas para acceder a la corporación industrial de su socia. En diciembre y ante la negativa de NCG a devolver los 100 millones por el 5,5%, Añón frenó los nombramientos de José Luis Pego y María Victoria Vázquez como presidente y consejera delegada.
La batalla no hizo más que empezar. El empresario, que se sienta en el consejo de la caja fusionada en representación de los impositores, no está dispuesto a ceder y ha dado por rotas las negociaciones. Los directivos de la caja sostienen sin embargo que la cartera se ha devaluado un 30% y que tendrá que soportar las minusvalías si quiere deshacer su posición. Añón amenaza con acudir a los tribunales, lo que dejaría en evidencia la gestión de Méndez Pascual. Y mientras lo hace, Novacaixagalicia no ha podido vender ninguna participación industrial de CXG pese a que lo necesita más que nunca para recapitalizarse. En Pescanova, Cupa, Sacyr, Afirma, Caser, Aviva y Tecnocom están algunas de las mayores inversiones. CXG también es el mayor inversor de capital riesgo en Galicia, con el 78% de las participaciones.
En el otro lado está la cartera de Caixanova, que ha ido menguando para cumplir con la hoja de ruta de la fusión.
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