Modista de pasarela sin mano de obra 'esclava'
Sara Coleman debuta en Cibeles con una marca que fabrica todo en Galicia
Su nombre completo es Sara Martínez Pérez. Lo de Coleman lo tomó de su bisabuelo inglés. Con 30 años recién cumplidos, esta coruñesa debutó esta semana en la Pasarela Cibeles, la cita más importante de la moda española. Tras cuatro años desfilando en El Ego, el evento asociado para nuevos talentos, Coleman presentó su colección junto con los diseñadores consagrados. Es una propuesta de prendas sobrias, elegantes y, sobre todo, naturales.
Después de trabajar varios años para otros diseñadores, Coleman se lanzó a la aventura y creó su propia marca en 2007. Desde el principio lo tuvo claro: quería una empresa sostenible. Para eso se basó en dos pilares fundamentales: toda la producción tenía que estar centralizada en Galicia y los materiales serían naturales y libres de mano de obra esclava. Se trata de un negocio a pequeña escala, con una facturación, de momento, bastante discreta. Justo lo que Coleman busca. "Yo no aspiro a tener una macroempresa", asegura, "prefiero mantener mis principios y mi independencia".
"No aspiro a tener una macroempresa, prefiero mantener mis principios", dice
Las telas son de origen natural porque "el cuerpo se siente más cómodo"
La cadena de producción es 100% gallega. El diseño, patronaje y distribución corren a cargo de la propia Coleman, mientras que la confección se subcontrata a diferentes talleres, siempre dentro de Galicia. Frente a la tendencia generalizada de las grandes firmas a llevarse parte de sus negocios al mercado asiático, ella prefiere quedarse. Es una apuesta a largo plazo. Aunque tenga que pagar más por la mano de obra, gana en calidad. Los puntos de distribución están muy medidos: procura no vender demasiado en una misma zona para mantener la exclusividad de sus prendas.
Otro principio diferencial de la firma son los tejidos que se utilizan. Siempre son de origen orgánico, como el lino, la seda o la lana. "El cuerpo se siente mucho más a gusto con materiales naturales", explica Sara. Todos proceden del mercado europeo, fundamentalmente catalán. De esa manera se asegura que en la producción no hay mano de obra esclava.
La suya es una apuesta arriesgada, sobre todo dentro de un mercado que tiende justamente a lo contrario: abaratar costes al máximo, pasando por alto los principios y hasta la calidad de las prendas. Coleman reconoce que es complicado mantenerse firme en ese contexto, pero señala que su fortaleza son las clientas. "Mientras ellas sigan exigiendo este producto de calidad, nosotros seguiremos ofreciéndoselo", asegura. La filosofía de la empresa se traslada directamente a quien viste su ropa. La creadora define a su clienta tipo como una mujer "que no se considera un objeto, sino que tiene personalidad y va a la esencia".
Con ella son cuatro los diseñadores gallegos que desfilan en Cibeles. Adolfo Domínguez, Roberto Verino y Kina Fernández llevan años mostrando sus propuestas en Madrid. Incluso la directora de la pasarela, Cuca Solana, tiene raíces coruñesas. El sector textil cuenta con gran tradición en Galicia, con empresas tan potentes como Inditex. Sin embargo, para Sara Coleman "hay mucho talento desaprovechado". El problema, según ella, es que existe un "cluster cerrado" de diez diseñadores en el que no se puede entrar. Critica que todas las subvenciones las reciban siempre los mismos, mientras que el resto tienen que buscarse la vida como pueden. "El problema de Galicia es que no hay moda, sino industria de la moda, e incluso ésta empieza a caer", añade.
Hace unos meses, Coleman compaginaba el trabajo en su propia marca con colaboraciones externas. Entre otras cosas, daba clases en la escuela de moda Felicidad Duce, en Allariz. Incluso colaboró en el diseño del vestuario de Nova Galega de Danza. "Me encanta meterme a mil cosas, pero después la realidad se impone y no da tiempo a todo", explica.
Su marca ha notado la crisis en las ventas, pero eso no la desanima. Opina que en este momento los nuevos talentos tienen que aprovechar para formarse y conseguir las herramientas que les permitan despegar cuando la situación mejore. En los próximos meses tiene previstos varios desfiles, y es probable que las ventas aumenten gracias a un escaparate como Cibeles. ¿Seguirás manteniendo tus principios si el negocio crece? La respuesta, contundente: "De eso se trata. Si no, dejaría de ser mi empresa".
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