"Imparable, mejor que Messi y CR"
Los jugadores del Compostela recuerdan un gol que acabó en anuncio y llegó al Supremo
Poco antes de Navidad, una llamada telefónica sorprendió a José Ramón González Pérez, exjugador del Deportivo y el Compostela. Un reportero japonés quería desplazarse a Galicia para mantener una entrevista. El hermano de Fran no atinaba a explicarse el interés que podría despertar en Oriente, pero de inmediato recibió la explicación. "Querían hablar del gol de Ronaldo". José Ramón le vio pasar en la festividad del Pilar de 1996. Fue en el estadio de San Lázaro, en un Compostela-Barcelona (1-5). Ronaldo apenas llevaba tres meses en España y deslumbró con una acción plena de exuberancia, un compendio de potencia y cambios de ritmo, para fulminar a los siete rivales que le salieron al paso.
"Creo que hice bien en no darle una patada", reflexiona José Ramón
José Ramón fue el que más posibilidades tuvo de cortar la jugada. Ronaldo llegó a su altura trastabillado tras deshacerse de Passi y Mauro, a los que burló con un autopase e hizo chocar como bolos, y después de zafarse de un agarrón de Said Chiba. Le encaró y superó como una exhalación, pero José Ramón salió tras él. Pudo haber metido el pie. Entonces, las entradas por detrás no se castigaban con expulsión. "Estuve tiempo pensando en si debía haberle dado una patada porque incluso compañeros de profesión me dijeron que tendría que haberlo hecho, pero, hoy por hoy, creo que hice bien. El fútbol necesita esas acciones. ¿Qué sería si le dieran patadas a Messi? Ronaldo era imparable", comenta. Después de correr 30 metros, José Ramón tuvo una última opción de derribarlo. Buscó la pelota y encontró un tobillo. El delantero ni se inmutó. Regateó a William, eludió a Bellido y batió a Fernando. El portero también quedó marcado por el gol: "Todavía me lo recuerdan por la calle. Ronaldo era el mejor del mundo, capaz de ganar un partido con una jugada. Superior a lo que hoy son Messi y Cristiano. Tenía fuerza, potencia, velocidad y cambio de ritmo".
El brasileño había necesitado 14 toques al balón y 48 metros de amagos y quiebros para marcar un gol eterno. "No estábamos bien organizados", relata Bellido, "porque perdimos la pelota en el medio del campo y él fue entrando y desbordando. Yo estaba más pendiente de Giovanni, que entraba por la derecha del ataque. Luego, nos llamaron blandos, pero no podíamos ir todos como locos a por él. Lo lógico es que la hubiera pasado. Nadie se espera que coja la pelota y regatee a siete rivales".
Con todo, la hazaña pudo frustrarse si el árbitro, Esquinas Torres, no hubiera concedido la ley de la ventaja. "Cuando le sujetó Chiba, vi su camiseta como una vela de wind surf", recuerda. Pero no pitó. "Había dirigido al Barça dos veces esa temporada. Me di cuenta de que Ronaldo no se caía", añade. Ronaldo se deshizo de Chiba y el colegiado se contuvo. Fue el 0-3. El estadio rompió a aplaudir. Bobby Robson, técnico culé, se llevó las manos a la cabeza. "He visto a Pelé", dijo después.
Fue un gol de anuncio. Nike compró a la Liga de Fútbol Profesional los derechos de las imágenes y las lanzó al mundo. Un abogado planteó a los jugadores del Compostela que salían en ellas la posibilidad de reclamar una indemnización por intromisión ilegítima en su imagen. Fernando fue el único que no ejerció ese derecho. "Pedir dinero por salir encajando un gol... ¡Haberlo parado!", se reprocha. El litigio llegó al Tribunal Supremo, que hace dos años desestimó la petición porque el anuncio "se concentra en Ronaldo, cuya destreza y aptitudes deportivas se trata de ensalzar hasta el punto de la magnificencia". En realidad, era más simple, como resumió Ronaldo: "Cogí el balón en el centro del campo, fui hasta el área y marqué".
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