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Reportaje:

IPIC no hay más que uno

Los fondos de inversión y las empresas árabes se mantienen alejados de España

Desde el inicio de la crisis, en 2008, en España se suspira por el capital árabe, en especial por los llamados fondos soberanos de los Estados petroleros. De ellos se esperaba hace años que ayudaran a solventar nuestra crisis inmobiliaria, adquiriendo activos, mientras que últimamente se les cita como posibles interesados en entrar en el capital de las cajas de ahorros en proceso de conversión. Sin embargo, pese a decenas de viajes y delegaciones comerciales, visitas a España, celebraciones, jornadas y seminarios, el balance es más bien raquítico. Las inversiones árabes en España se cuentan con los dedos de las dos manos.

Entre los fondos, el IPIC (International Petroleum Investment Company), de Abu Dabi, es casi la única excepción reseñable. Lleva en España desde 1988 y acaba de anunciar una opa sobre el 100% de Cepsa, empresa en la que ya tiene el 47,1% del capital. Opa a la que acudirá el otro gran socio de la compañía, la francesa Total, propietaria a su vez del 48,8%.

El otro gran jugador árabe en España es el grupo público argelino Sonatrach
ICD retiró una oferta por Colonial ante la división de los socios de la inmobiliaria
Abu Dabi acaba de anunciar una opa sobre el 100% de Cepsa
Recientemente Qatar Holdings adquirió un 5% del capital de Santander Brasil

IPIC es uno de los grandes fondos de la zona del Golfo, con una cartera de inversiones de 48.000 millones de dólares. Pese a que su objetivo es básicamente invertir en empresas energéticas y tiene posiciones en compañías tan señaladas como OMV, uno de los mayores grupos gasísticos y petroleros de Europa del Este (20%), Borealis, un productor de plásticos europeo con sede en Austria (64%), Hyundai Olil, la división petrolera del grupo coreano (70%) o en EDP (4,1%), no desdeña invertir en otros sectores. En su cartera hay participaciones en Daimler, Tesla o

Unicredit Bank.

En el caso de Cepsa, habría que destacar que, aun cuando se pueda calificar la operación de financiera, tiene algo de estratégica para IPIC. Como productor de crudo, la propiedad de empresas como Cepsa u otras similares le permite poner en valor sus activos petroleros. Además, en su caso, el riesgo que asume es mínimo. Lleva 23 años en Cepsa, una empresa que por tanto conoce bien y que ha sido operada de forma excelente por Total. Y aun cuando va a pagar 28,50 euros por acción, con una fuerte prima sobre el precio de cierre del martes 15, se hace con la compañía por mucho menos de lo que valía hace años. Cepsa cotizó por encima de los 38 euros entre 2006 y 2008.

No es, pues, casual que los fondos o empresas árabes presentes en España estén básicamente en el negocio de la energía. Además del IPIC, están Oman Oil, con el 5% de

Enagás y el 10% de CLH, y la argelina Sonatrach. Si IPIC se convertirá sin duda, tras la opa, en el primer inversor árabe en España (Cepsa estaba valorada en torno a los 7.500 millones de euros el jueves), las de Sonatrach no son desdeñables.

La gasística pública argelina es un player de gran importancia en el mercado español del gas debido a su paquete del 36% en Medgaz, la operadora del gasoducto entre España y Argelia, que estos días empieza a funcionar. Y esto no es todo. Además de vendernos la materia prima, el grupo argelino actúa directamente en el mercado español, a través de una comercializadora de gas ya activa y que pretende hacerse, en una primera etapa, con un 3% del mercado español del gas, cuenta desde hace años con dos paquetes significativos en otras dos grandes empresas españolas, Reganosa (con el 10%), que tiene una planta regasificadora de gas, y

Basf Sonatrach Propanchem (con el 48%), una joint venture con la alemana Basf que produce polipropileno.

No cabe duda de que Sonatrach puede ser, junto con IPIC, la empresa árabe con más ambiciones en España. En 2007 se publicó su interés en adquirir el 30% de Cepsa, por el que se dijo estaría dispuesta a pagar 5.704 millones de euros, un precio muy superior al que pagará ahora IPIC.

Fuera de la energía, la única operación de alcance de un fondo árabe en empresas españolas ha sido la entrada de Qatar Holdings en el capital de Santander Brasil

en el que compró el 5% de su capital por 1.953 millones de euros. Parece, pues, que, al menos de momento, todos los intentos de utilizar al capital árabe como salvador de empresas o sectores españoles no han funcionado.

La verdad es que, quizá por aquello de "las mil y una noches", siempre circulan historias fabulosas en torno a esos fondos. Estos días se está publicando que es posible que un fondo árabe compre el Real Zaragoza (no han dado su identidad). Y cuando la crisis de SOS estaba a punto de estallar, Jesús Salazar, el anterior presidente, puso en circulación la historia de que un fondo árabe podría entrar en su capital. Tampoco se supo quién era. A lo que habría que añadir otra operación, que nunca se confirmó al completo: la posible compra en 2008 por parte de

KIA del paquete de Sacyr Vallehermoso en Repsol (20%). KIA habría sido invitada a la operación dado el rechazo en España a la entrada de la rusa

Lukoil.

Más serio fue el intento de ICD de entrar en Colonial en 2008, tras la debacle de la inmobiliaria, que acabó también, como se sabe, en nada. ICD (Investment Corporation of Dubai) llegó a ofrecer 3.000 millones de euros (1,85 por título) por el 50,1% de la inmobiliaria catalana para retirarse más tarde al no cumplirse sus exigencias de un acuerdo entre todos los socios entre sí y con los principales acreedores. Colonial no encontró otro interesado. Hoy sus acciones no superan los 0,07 euros.

No es casual que todas las operaciones, exitosas o fracasadas, las hayan protagonizado fondos y empresas estatales. En todos estos años, solo una empresa privada árabe intentó su suerte en España; la egipcia Orascom, un conglomerado de negocios que va desde la construcción a las telecos. Seducida por el boom constructor que vivía España, Orascom desembarcó aquí en 2005 con la compra de una pequeña empresa, Cementos Parrilla, seguida de la entrada en el 50% de GLA, otra cementera al año siguiente. La aventura acabó a finales de 2007 cuando el grupo egipcio vendió toda su división cementera a la francesa Lafarge.

Estamos ante una cartera de inversiones, la de los fondos y empresas árabes en España, más bien escasa, sobre todo teniendo en cuenta que la zona suma cerca de 500 millones de habitantes e incluye a algunos de los fondos soberanos más ricos del mundo. Además, el contraste entre lo que hacen estos fondos en Europa, donde están invirtiendo miles de millones al año, y en España, es llamativo. Casi todos los expertos han insistido en que ello pudiera deberse a la mala experiencia de KIO en España en los ochenta. Sin embargo, Íñigo Moré, un experto en mercados árabes, apuntaba recientemente que "pese a los esfuerzos, más bien desperdigados, España no ha desarrollado una estrategia articulada para atraer esos capitales, como lo ha hecho Italia, Francia o Alemania". -

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