Duelo en el barro
- La carrera hacia las municipales tiene visos de acabar en batalla campal - El líder del PSdeG está dispuesto a contraatacar a toda costa
"Preparaos para jugar en campo embarrado". Con esta advertencia del secretario de Organización, Pablo García, a alcaldes y concejales, arrancó hace tres meses la precampaña de las municipales del PSdeG, un partido al que la pelea y derrota de las pasadas autonómicas llenó el cuerpo de cicatrices. Esta vez, la campaña del 22-M tiene visos de superar a la del 1-M y derivar en una batalla campal: al mando de las tropas socialistas está Pachi Vázquez, un ex alcalde de Ourense, el feudo de los Baltar, bregado en la política municipal más descarnada y dispuesto a morir matando si hiciese falta. Esta semana lo ha dejado claro. A la amenaza de derribo que pesa sobre su casa por irregularidades urbanísticas documentadas por la Xunta, el secretario general del PSOE gallego ha respondido a mordiscos, vinculando al presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, nada menos que con el narcotráfico. La dentellada de su líder ha dejado boquiabierta a buena parte de la militancia socialista, mientras el PP la ha recibido con una sorprendente frialdad. El conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, se limitó a acusar ayer a Vázquez de intentar "distraer la atención".
Vázquez respondió al expediente contra su casa vinculando a Feijóo con 'narcos'
Un vídeo satírico en Internet coloca al socialista al frente de 'Falcon Crest'
Las irregularidades urbanísticas de la casa de Vázquez en el ayuntamiento ourensano de San Amaro ya están en Youtube, en un vídeo satírico en el que se compara la vivienda del socialista con la mansión de la serie de terratenientes Falcon Crest. El PP ha logrado pues revivir la fantasía del "sultanato socialista del siglo XXI" con la que jugó para tumbar al bipartito.
La tromba de agua que embarró el campo de juego de la política gallega cayó el 28 de octubre de 2008. Ese día, el PP emprendió la carrera hacia la reconquista de la Xunta acusando al entonces presidente, el socialista Emilio Pérez Touriño, de tener una "tendencia al lujo irrefrenable". "A Touriño le gusta vivir bien, pero también que los que le van a visitar lo vean y sepan que así es, a cuyo objeto viaja en coches de 480.000 euros y encargó un nuevo despacho cuya reforma, mobiliario incluido (más de 500.000 euros en muebles), costó a Galicia en total más de dos millones de euros", se explayaba el secretario general de los populares en Galicia, Alfonso Rueda, cerebro de la estrategia electoral de los populares en aquella campaña y en la que viene.
Luego llegó el supuesto "minibar de 6.000 euros" en el coche del vicepresidente Anxo Quintana (BNG), que acabó siendo una nevera de 15 euros; sus fotos en el yate de un constructor que recibió megavatios en el concurso eólico; las malvadas insinuaciones del barón popular ourensano, José Luis Baltar, sobre la vida personal del nacionalista... PSOE y BNG no quisieron o no supieron jugar con la lama hasta los tobillos. Sobrecogidos y apaleados, socialistas y nacionalistas fueron desbancados del Gobierno de la Xunta.
Solo un par de meses después de la derrota, con la militancia aún dolorida, Pachi Vázquez se estrenó como sucesor de Touriño enseñándole los dientes a Feijóo: "Ni cien días, ni cien horas, ni cien minutos. Desde que tomen posesión habrá un férreo control porque es un Gobierno que nace de la mentira o de la media verdad y eso me tiene preocupado". Y en una entrevista en Faro de Vigo justificaba lo que estaba por venir: "Fue el PP el que decidió que este partido se juega en campo embarrado, después de la campaña electoral que hizo".
El primer golpe de Pachi Vázquez le llegó a Feijóo cuando se desveló que el conselleiro de Medio Ambiente había certificado el final de una carretera que aún no se había iniciado, propiciando con su firma que una empresa en la que había trabajado cobrase por las labores no realizadas. El PSdeG presentó una querella contra Hernández pero el conselleiro fue exculpado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
La respuesta del presidente de la Xunta no tardó. El PP acusó al bipartito de haber financiado al sindicato Unións Agrarias, vinculado a UGT, a través de subvenciones de empleo. Los populares, que bautizaron el asunto como "trama agraria", presentaron una querella y, paralelamente, el Gobierno de Feijóo impulsó una investigación administrativa. El desenlace de estos movimientos está al caer.
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