Los nuevos cantautores pop

Nuevo cantautor pop: músico que comenzó pegando guitarrazos y que ahora, en la treintena, prefiere construir canciones con aspiraciones líricas y sonidos acústicos; le interesa más Albert Pla que Serrat, prefiere a Bright Eyes antes que a Cat Stevens. Más o menos, esta podría ser la definición. Existen matices, que se analizarán más tarde, para constatar un nuevo movimiento que está llenando la programación de las pequeñas salas madrileñas. Se mueven por el café La Palma, el teatro Lara, La Casa Encendida, El Búho Real, Fotomatón, Nasti... Y la lista de nombres se va ampliando cada mes: Remate, El Hijo, Vikxie, Pájaro Sunrise, Luis Brea, Alex Ferreira, Aaron Thomas, Pol 3.14...

Luis Brea empezó en un grupo de 'indie-pop'. Ahora pincha en un bar

Remate dice que le inspira más Shirley MacLaine en la tele que Antonio Vega

"Mantener una banda es muy costoso", asegura el madrileño Vikxie

"Llega un momento en que quedamos los más persistentes", dice Abel Hernández

Darío González, responsable de la sala El Búho Real, explica las características de esta generación: "Las melodías de sus canciones parten del pop, junto al cuidado y esmero de las letras. Son composiciones que consiguen dibujar una emoción en unos tres minutos y medio. Son canciones que llegan al público tanto cuando se interpretan en formato acústico como cuando lo hacen en eléctrico".

Luis Brea tiene 37 años y trabaja de camarero en un bar del centro donde se pincha pop independiente, Fotomatón. Dice participar, "de una manera sobria", de unas jornadas nocturnas de las que luego nutre sus canciones, con títulos como Botellas de Mahou o Beso es con v. "Soy un espectador privilegiado de las historias que ocurren en el bar. Veo cómo funciona la gente y luego lo expreso en mis canciones. ¿Que cómo funcionan? Todos lo sabemos: unos frenan antes, otros después, y los hay que no utilizan el freno", comenta. Brea se conoce el trayecto: comenzó practicando indie-pop guitarrero con los Los Sitios, y ahora está en otra onda: "Hay un momento en el que cumples unos años y te cansas del proyecto de banda. El formato grupo es más democrático y es difícil expresarse. Es cuando apuestas por algo más sosegado y personal".

Remate, de 36 años, que acaba de publicar el disco Superluv, no se siente cómodo con el término cantautor: "No tengo nada que ver con lo que representa esa palabra en Hispanoamérica, que está ligada a la canción política, como Raimon. Prefiero el concepto anglosajón, el que representa Lou Reed". Remate considera que músicos que han esculpido el pop madrileño como Antonio Vega no le influyen: "Reconozco el valor de Vega, pero mi música no tiene nada que ver. Me inspira más si veo en la televisión a Shirley MacLaine". De la misma opinión es Yuri Méndez, 31 años, que publica discos con el nombre de Pájaro Sunrise. "Somos una generación que nos beneficiamos por tener un gran acceso a la música gracias a Internet. Y, además, la tecnología nos permite grabarnos discos en casa. Este amateurismo es positivo en contraposición a una ejecución precisa", analiza. Y expone sus influencias: Jason Molina, Iron & Wine o Clem Snide, todo cantantes estadounidenses.

Otra de las causas para que estos músicos copen las programaciones de las salas es la necesidad. Económica, claro. Lo explica uno de ellos, Vikxie, madrileño de 32 años: "Mantener una banda es muy costoso. A mí me encanta tocar con un grupo detrás, pero antes de quedarme en casa cojo la guitarra y hago bolos acústicos. Y al público le gusta. Es más personal, el músico es accesible. Termina el concierto y bajas a charlar con la gente". Vikxie editará en breve su segundo disco. Llegó a Madrid hace dos años después de vivir una década en Inglaterra: "Todo este movimiento de cantautores que se está dando ahora aquí ya lo viví hace unos años en Inglaterra".

La mayoría de estos solistas se curtió en los noventa en bandas indies. Es el caso de Abel Hernández, que formó parte de Migala. Ahora, con su nombre artístico, El Hijo, ha publicado el disco Madrileña, dedicado a la ciudad donde nació hace 37 años. "Venimos del indie español y nos dimos cuenta de que tener un grupo era insostenible. Llega un momento en el que algunos empiezan otros trabajos o montan una familia... Y el camino lógico es romper el grupo. Nos quedamos los más persistentes", afirma. Abel vive ahora de la música, de su proyecto de El Hijo, produciendo a otras bandas o componiendo música para publicidad. "Gente como Nacho Vegas o Sr. Chinarro han sido un acicate para escribir en castellano. Y, de los clásicos, a todos nos ha influido Vainica Doble", apunta.

La mayoría considera que la ciudad está presente en sus textos. "Madrid me influye más de lo que yo mismo sospecho", afirma El Hijo. "Está constantemente presente. Muchos grupos jóvenes dejan de lado las letras, y es un error. Los textos en Los Planetas son básicos, muy generacionales. Y bandas de los ochenta como Derribos Arias o Parálisis Permanente tienen una gran lírica", remacha Luis Brea. A todos los puedes escuchar, a diario, en los bares de Madrid.